Ilustración monacal del 1250 ca. (maná cayendo del cielo)
Según fuentes bíblicas llegados los israelitas al desierto de Sin;
seis meses después de la salida de Egipto comenzaron a murmurar contra Moisés y
a quejarse de que no tenían pan ni carne para comer. Entonces el Señor, por
medio de Moisés y Aarón les prometió que haría llover pan del cielo. Este pan o
alimento tenían ellos que recogerlo por los campos todos los días, excepto sábados
y por eso el día anterior debían recoger doble porción. Las órdenes del Señor
fueron transmitidas al pueblo por medio de manifestación de su gloria Dt. VIII,
16.
Aquella misma tarde se cubrió el campo de codornices Ex.XVI,12. lo
cual sucedió también otra vez más adelante. Num.XI,31,32,33 cuando algunos
disconformes israelitas, hastiados del maná, murmuraron de nuevo y desearon
carne; entonces el Señor les envió codornices pero castigo con la muerte a los
que se dejaron llevar de su concupiscencia. Al día siguiente de la predicción
de Moisés apareció cubierta la tierra de una especia de rocío. Sorprendidos al
verlo los israelitas preguntaban: ¿Man hu? ¿Qué es esto?, y
Moisés les respondió: "Este es el pan que os manda Jahve para vuestro
sustento". De la pregunta de los israelitas "Man hu"
le quedo á aquel alimento el nombre de Maná.
El maná ofrecía el aspecto de pequeñas escamas semejantes a la
escarcha y blanco como ella; en su magnitud era como una semilla de coriandro,
esto es, de unos 5
milímetros de diámetros Exod.XVI, 4,15,31; por su
transparencia y consistencia era semejante al bedelio, Núm. XI, 7, especie de
goma aromática de color rojizo, pero clara y transparente como la cera. El
gusto del maná es comparado al de las tortas de miel. Exod. XVI,31, y al de las
tortas de aceite Núm, XI. 8.
ALGUNOS PENSAMIENTOS MODERNOS RESPECTO AL MANA BÍBLICO
Algunos racionalistas modernos, pretendiendo negar al maná todo su
carácter milagroso, expresaron que éste no era otra cosa sino una especie de
secreción de un arbusto llamado Tamariz gallica que llega a la altura de
5 o 6 metros
y nace en terrenos arenosos a lo largo de la ribera del Mar Mediterráneo y
Atlántico, desde la India
hasta las Canarias. Una de sus variedades es el Tamariz Mannifera, el
cual, al influjo de la picadura de una cochinilla del Cocus manniparus segrega
una especie de goma espesa y melosa que se liquida a los rayos del sol y cae al
suelo mezclándose con las hojas y el polvo. Los árabes le llaman man, la
recogen, la tamizan y así la conservan largo tiempo y la comen extendiéndola
sobre el pan como si fuera miel, de cuyo aroma y gusto participa. Este maná
puede guardarse durante meses y años.
Otros estudiosos piensan que el maná provenía del llamado Hedyssarum
alhagí o algahí maurorum pequeño arbusto que se cubre en verano de hermosas
flores rojas y por el mismo tiempo segrega en forma de granos amarillentos una
especie de sustancia gomosa y azucarada. Este arbusto y su goma son muy raras
en la península del Sinaí y abundan más en Persia, donde la emplean en las confiterías
en vez de azúcar.
Algunos otros naturistas identifican un liquen de nombre Lecanora
esculenta ó Sphaerothallia esculenta, el cual crece en las rocas áridas
calcáreas y yesosas y como está poco adherido al suelo puede ser transportado
por el viento a otras regiones y caer en ellas en forma de lluvia. Los tártaros
lo llaman pan terrestre, más los kurdos lo comen no solo sino mezclado
con harina o con otros manjares, pues es de escaso valor nutritivo. También se
puede encontrar en España, en el Norte de África, en Arabia y en el Asia menor
una especie de trufa o criadilla de tierra recubierta por una piel oscura, pero
compuesta de una sustancia homogénea blanca, llamada terrecía leonas. Esta
es comestible y comían de ellas las caravanas árabes durante meses enteros.
Aparece en la superficie del suelo después de la lluvia, puede ser triturada y
majada en el mortero se pudre con facilidad y tiene un sabor dulce que se
parece al del trigo.
Lógicamente que todas estas explicaciones racionales no concuerdan con
los exegetas bíblicos oficiales, ya que tanto el Tamarix, como el liquen, o la
trufa no se produce ni se desarrolla con la regularidad y con la abundancia que
era necesaria para alimentar aquellas multitudes de hijos de Israel que
comieron durante años este extraño alimento de nombre Maná.
Fuente:
Archivos del IIEE de Chile
Autor: Raúl Núñez
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