sábado, 20 de diciembre de 2014

UN EXTRAÑO ALIMENTO


Ilustración monacal del 1250 ca. (maná cayendo del cielo)

EL CONCEPTO MANA EN LA BIBLIA.

Según fuentes bíblicas llegados los israelitas al desierto de Sin; seis meses después de la salida de Egipto comenzaron a murmurar contra Moisés y a quejarse de que no tenían pan ni carne para comer. Entonces el Señor, por medio de Moisés y Aarón les prometió que haría llover pan del cielo. Este pan o alimento tenían ellos que recogerlo por los campos todos los días, excepto sábados y por eso el día anterior debían recoger doble porción. Las órdenes del Señor fueron transmitidas al pueblo por medio de manifestación de su gloria Dt. VIII, 16.

Aquella misma tarde se cubrió el campo de codornices Ex.XVI,12. lo cual sucedió también otra vez más adelante. Num.XI,31,32,33 cuando algunos disconformes israelitas, hastiados del maná, murmuraron de nuevo y desearon carne; entonces el Señor les envió codornices pero castigo con la muerte a los que se dejaron llevar de su concupiscencia. Al día siguiente de la predicción de Moisés apareció cubierta la tierra de una especia de rocío. Sorprendidos al verlo los israelitas preguntaban: ¿Man hu? ¿Qué es esto?, y Moisés les respondió: "Este es el pan que os manda Jahve para vuestro sustento". De la pregunta de los israelitas "Man hu" le quedo á aquel alimento el nombre de Maná.

El maná ofrecía el aspecto de pequeñas escamas semejantes a la escarcha y blanco como ella; en su magnitud era como una semilla de coriandro, esto es, de unos 5 milímetros de diámetros Exod.XVI, 4,15,31; por su transparencia y consistencia era semejante al bedelio, Núm. XI, 7, especie de goma aromática de color rojizo, pero clara y transparente como la cera. El gusto del maná es comparado al de las tortas de miel. Exod. XVI,31, y al de las tortas de aceite Núm, XI. 8.

ALGUNOS PENSAMIENTOS MODERNOS RESPECTO AL MANA BÍBLICO

Algunos racionalistas modernos, pretendiendo negar al maná todo su carácter milagroso, expresaron que éste no era otra cosa sino una especie de secreción de un arbusto llamado Tamariz gallica que llega a la altura de 5 o 6 metros y nace en terrenos arenosos a lo largo de la ribera del Mar Mediterráneo y Atlántico, desde la India hasta las Canarias. Una de sus variedades es el Tamariz Mannifera, el cual, al influjo de la picadura de una cochinilla del Cocus manniparus segrega una especie de goma espesa y melosa que se liquida a los rayos del sol y cae al suelo mezclándose con las hojas y el polvo. Los árabes le llaman man, la recogen, la tamizan y así la conservan largo tiempo y la comen extendiéndola sobre el pan como si fuera miel, de cuyo aroma y gusto participa. Este maná puede guardarse durante meses y años.

Otros estudiosos piensan que el maná provenía del llamado Hedyssarum alhagí o algahí maurorum pequeño arbusto que se cubre en verano de hermosas flores rojas y por el mismo tiempo segrega en forma de granos amarillentos una especie de sustancia gomosa y azucarada. Este arbusto y su goma son muy raras en la península del Sinaí y abundan más en Persia, donde la emplean en las confiterías en vez de azúcar.

Algunos otros naturistas identifican un liquen de nombre Lecanora esculenta ó Sphaerothallia esculenta, el cual crece en las rocas áridas calcáreas y yesosas y como está poco adherido al suelo puede ser transportado por el viento a otras regiones y caer en ellas en forma de lluvia. Los tártaros lo llaman pan terrestre, más los kurdos lo comen no solo sino mezclado con harina o con otros manjares, pues es de escaso valor nutritivo. También se puede encontrar en España, en el Norte de África, en Arabia y en el Asia menor una especie de trufa o criadilla de tierra recubierta por una piel oscura, pero compuesta de una sustancia homogénea blanca, llamada terrecía leonas. Esta es comestible y comían de ellas las caravanas árabes durante meses enteros. Aparece en la superficie del suelo después de la lluvia, puede ser triturada y majada en el mortero se pudre con facilidad y tiene un sabor dulce que se parece al del trigo.

Lógicamente que todas estas explicaciones racionales no concuerdan con los exegetas bíblicos oficiales, ya que tanto el Tamarix, como el liquen, o la trufa no se produce ni se desarrolla con la regularidad y con la abundancia que era necesaria para alimentar aquellas multitudes de hijos de Israel que comieron durante años este extraño alimento de nombre Maná.

Fuente: 
Archivos del IIEE de Chile
Autor: Raúl Núñez




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