DRONES: LOS
AVIONES NO TRIPULADOS QUE ESTÁN REVOLUCIONANDO LA FORMA TRADICIONAL DE HACER LA
GUERRA
Son baratos,
mortíferamente eficaces y ahorran los costos de enviar tropas a lugares peligrosos.
Quizás por eso se han convertido en el arma predilecta de EE.UU. en la
"guerra global antiterrorista". Dos expertos analizan los pros y
contras de esta letal tecnología.
El 7 de enero de 2013, el Presidente de EE.UU. Barack
Obama sorprendió con la nominación de John Brennan como director de la CIA
(Agencia Central de Inteligencia), quien es hasta hoy su principal asesor
antiterrorista. Su designación para el cargo -la que aún debe ser ratificada
por el Congreso-, fue controversial ya que en su momento él habría defendido
los métodos de interrogación "duros" que se emplearon durante el
gobierno de Bush. Al margen de eso, Brennan también fue el primer alto
funcionario de Obama en revelar oficialmente los ataques con vehículos aéreos
no tripulados (UAV) - o drones- en Afganistán, Pakistán y Yemen , entre otros
países.
Por su bajo costo y su eficacia mortífera, el drone es
el arma principal de la " disposition matrix ", la lista de la muerte
del gobierno que determina qué enemigo de EE.UU. debe morir. Dada su inusitada
proliferación, "La Segunda" entrevistó a expertos en el tema que
opinan sobre la legitimidad y los alcances de estas ejecuciones selectivas que
están normadas desde 2010, cuando fue institucionalizada la " kill list".
Robert Turner es director asociado del Centro de
Derecho de Seguridad Nacional de la Universidad de Virginia y apoya el uso de
los drones. Veterano de Vietnam, asegura que son una gran herramienta para
proteger a no combatientes en el terreno. " Me gusta la idea de que el
adulto y no el niño sea el que rinda cuentas por en la guerra . Y creo que la
habilidad de poder observar exactamente lo que está sucediendo reduce el riesgo
de daño colateral".
Turner reconoce que la última palabra le molesta. Y es
que el concepto de daño colateral, en función de ataques de drones, recién se
especificó en abril del 2012, cuando Brennan explicó públicamente los
"pasos" involucrados en la lista de muerte: Decidir si el blanco es
un peligro significativo para los intereses de EE.UU. Tener certeza absoluta de
la identidad del mismo y que civiles no serán afectados, especialmente al
tratarse de ciudadanos estadounidenses. Y, finalmente, que el ataque sea
consultado con las autoridades locales involucradas. Quién toma la decisión y
con qué criterio, no obstante, aún es una incógnita.
"Uno debe limitar el daño colateral. Y cualquier
daño que es predecible debe ser justificable por el valor del blanco militar en
cuestión. Si estás detrás de un cabo que maneja un camión, probablemente no te
dejarán matar a ningún civil. Pero si estás detrás del máximo jefe enemigo,
puedes matar más civiles o no-combatientes en el proceso de matarlo a él
", explica Turner. Añade que, a la luz de su experiencia (trabajó para el
gobierno en esta área), las personas que deciden los ataques hacen una
distinción entre civiles y "blancos autoproclamados"; vale decir,
civiles que no gozan de mayor protección por exponerse en "zonas de peligro”.
LOS CRITERIOS
EMPLEADOS
El Consejo de Relaciones Internacionales de EE.UU. argumenta
que el creciente protagonismo de los drones - su uso se ha cuadruplicado
durante el gobierno de Obama en relación al de Bush hijo - se debe a tres
razones: menor exposición de soldados estadounidenses, alternativa conveniente
y barata frente al despliegue de tropas convencionales y una imagen del
conflicto armado distante e impersonal, casi como si fuera un
"videojuego"..
Según Turner, "necesidad, proporcionalidad y
discriminación" son los tres parámetros que separan a los posibles blancos
en Pakistán, Afganistán, Somalía y -desde el año pasado, cada vez con mayor
frecuencia- Yemen, del impacto de un misil Hellfire. Pero el Long War Journal
-un proyecto independiente que documenta los alcances de la guerra global
antiterrorista- recuenta 300 ataques de UAV, con al menos 2.500 muertos, sólo
en Pakistán (país con el que EE.UU. no está en guerra, sino que incluso es aliado).
De estas bajas, 800 fueron civiles. Mientras que, en todo el mundo, los ataques
suman más de 1.300.
Mientras Brennan aseguró, en agosto de 2012, que
llevaban un año de ataques sin una sola muerte colateral, Stefan Wolff,
cientista político de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), critica la
falta de información proveniente de la agencia para llevar a cabo los ataques: "
Es problemática la falta de transparencia y responsabilidad de la CIA,
comparada, por ejemplo, con la del Departamento de Defensa, en estas materias
".
El mayor problema, según Wolff, es la extensa
"zona gris" que, desde el punto de vista legal, ampara estos ataques.
“No hay un sistema coherente o un conjunto de reglas que regulen
específicamente el uso de drones. Y es poco probable que eso se establezca pronto,
aunque lo que sí puede ser posible es una revisión sistemática y una
recolección de los principios existentes y su incorporación en políticas
gubernamentales. Esto ya se está haciendo hasta cierto punto, pero tiende a ser
muy selectivo y guiado por las conveniencias de cada país".
La legalidad del asesinato selectivo está determinada
por las reglas de la denominada "guerra global en contra del
terrorismo" que EE.UU. declaró luego de los ataques del 11 de septiembre
de 2001, contra las Torres Gemelas. En términos jurídicos, se intenta enmarcar
en las normas fijadas por el artículo 51 de la carta de las Naciones Unidas,
que delimita el enfrentamiento armado interestatal legítimo en un contexto de
defensa propia. No obstante, según un reporte de Amnistía Internacional sobre
"la crisis de derechos humanos en el noroeste de Pakistán", los
ataques de drones estadounidenses carecen de cualquier tipo de sustento legal .
Y un reciente estudio de la Universidad de Stanford y de Nueva York enfatiza cómo
el "Gran Hermano" que sobrevuela zonas de Medio Oriente aterroriza a
comunidades enteras, violando los derechos civiles y estatales.
El tamaño de los drones los clasifica, además, en el
marco de una "pequeña guerra localizada", al tratarse de ataques
aéreos limitados, comparados con una "gran guerra", a escala mayor,
que requiere una declaración bélica formal. Wolff es crítico de esta
calificación: "En realidad, EE.UU. no está en guerra con los países en los
que se llevan a cabo los ataques. Los ataques son explicitados solamente en
Yemen y aun ahí el Presidente insiste en que los yemeníes los aprueban, aunque
a mí me cuesta creerlo. Sin el consenso de los gobiernos que son escenarios de
estos ataques, es evidente que estos no son legales porque infringen su soberanía
estatal".
Por: Manuel Galdames/La Segunda
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