EL PRESUNTO
ASESINO DE MADELEINE QUERÍA «CAZAR ALGO PEQUEÑO Y USARLO DURANTE DÍAS»
Christian B. era sospechoso de
la desaparición de otra niña parecida a la pequeña británica
Inga desapareció en
Sajonia-Anhalt en primavera de 2015, durante una excursión con su familia.
Tanto el aspecto de la niña como las circunstancias de la desaparición guardan
parecido con el caso Madeleine. Christian B. era ya entonces bien conocido por
la Policía alemana como violador de niños y fue uno de los sospechosos. En el
registro de la parcela, que le perteneció durante diez años, solamente fue
hallado, junto a un esqueleto de un perro, un USB con material pornográfico
infantil. Ahora, cuando la Fiscalía de Braunschweig ha confirmado que sospecha
que Christian B. fue el asesino de Madeleine, el terreno cobra nueva
importancia.
Christian B. había comprado la
propiedad por poco dinero en una subasta forzada, en Leipzig. Contó a los
vecinos que se había hecho rico en Portugal y que quería convertir el edificio
en ruinas en un estudio artístico para dedicarse a crear esculturas a partir de
piezas de chatarra. Vivió allí un tiempo, sin electricidad ni agua corriente,
en una vieja caravana. Cuando Inga desapareció, era visto en los alrededores
casi todos los días. Pero nunca hallaron pruebas que pudieran relacionarle con
la desaparición y su nombre volvió a caer en el olvido.
Según ha publicado el diario
local «Braunschweiger Zeitung», fueron dos personas de su entorno criminal las
que hicieron la denuncia que le llevaría a la cárcel. Habían irrumpido en su
vivienda sin su permiso y allí miraron unas grabaciones en cámara de vídeo en
las que se veía a una anciana que solo llevaba encima unas gafas de bucear con
los cristales oscurecidos y que estaba siendo fuertemente golpeada y violada.
Las imágenes eran de tal dureza que acudieron con ellas a la Policía y, tirando
de este hilo, fue identificada la víctima, una estadounidense de 72 años a la
que Christian B. había atacado en Portugal, crimen por el que sería después
condenado.
A partir de esa condena, todas
sus comunicaciones fueron concienzudamente rastreadas y, además de ubicar su
situación a pocos metros del apartamento y a la misma hora en la que desapareció
Madeleine, han aparecido mensajes que la Policía alemana considera directamente
relacionadas con el secuestro y asesinato de la niña británica. Christian B.,
que actualmente cumple prisión en una cárcel del Kiel, manifestó por ejemplo en
2013 a un conocido su fantasía de secuestrar y abusar de un niño pequeño.
De acuerdo con documentos de
la investigación en poder de la Fiscalía de Bruanschweig y a los que ha tenido
acceso el semanario «Der Spiegel», el ahora convicto en una prisión de Kiel
escribió a un conocido por un servicio de mensajería de chat que sentía el
deseo de «cazar algo pequeño y utilizarlo durante días». En ese mismo chat, su
interlocutor expresó ciertas reticencias a ese plan, alegando que eso sería
demasiado peligroso, pero Christian B. replicó: «Bah, si luego se eliminan las
pruebas…».
Casos relacionados
La Policía alemana ha llegado
hasta la desaparición de Madelein, por tanto, encadenando casos relacionados
con el sospechoso. El fiscal de Braunschweig confirmó este vienes que contempla
la única hipótesis de que Madeleine murió a manos de Christian B., cuya
presencia en el lugar de los hechos ha quedado confirmada por la llamada que
registró una antena de telefonía móvil y de la que está intentando localizar al
interlocutor. La investigación se centra hora en intentar recuperar el cuerpo
de la pequeña.
Todas las personas en contacto
con Christian B. antes de que entrase en prisión está siendo interrogadas.
Alexander Bischof, de 64 años y que lo conoció a través de un amigo común poco
después de que desapareciese Maddie, ha relatado que la Policía registró su
vivienda en 2018. «Yo estaba en Mallorca con mi novia y supe a distancia que
estaban haciendo un registro. Creí que era algo relacionado con el Ministerio
de Hacienda y solo después me dijeron que tenía que ver con Christian. Yo sabía
que había cometido robos en Portugal porque él me lo había contado, pero no
sabía nada más». En un ordenador de Bischof, la Policía descubrió pruebas de
que el Jaguar XJR6 propiedad del sospechoso sufrió modificaciones solamente un
día después de la desaparición de Madeleine.
«Fuimos amigos durante más de
una década. Como yo también tenía un Jaguar, hablábamos de los coches, incluso
le invitamos a dormir en casa alguna vez», relata Bischof, que también recuerda
que «viajaba mucho, igual se iba a Portugal, a Sylt, o a Múnich, y entre viaje
y viaje nos visitaba y dormía en el ático por dos o tres semanas».
En una de estas ocasiones
trajo con él a una jovencísima novia a la que había conocido en Portugal y con
la que hablaba en inglés. Después de un tiempo se distanciaron, pero Bischof
nunca llegó a sospechar lo que Christian B. hacía durante sus viajes. «Nunca
hablamos de niños pequeños, nuestras conversaciones eran sobre coches, fútbol y
Portugal, cosas de hombres».
Christian B. nació en Würzburg
con un apellido diferente en 1976. Fue adoptado por la familia B. y su primera
detención tuvo lugar en 1992, por un robo particularmente grave». En 1994 fue
condenado por abusar de una niña de seis años en un patio de recreo.
Scotland Yard considera a
Maddie «desaparecida»
La Policía del Reino Unido
sigue de cerca la investigación abierta en Alemania. El caso de la pequeña
Maddie dio un vuelco el miércoles pasado cuando las autoridades británicas
revelaron que investigan a un hombre de 43 años, identificado como Christian B.
El equipo de Scotland Yard (la Policía Metropolitana de Londres) que dirige la
llamada Operación Grange, destinada a hallar pistas de la niña desde 2011, ha
colaborado con las autoridades alemanas para dar con este sospechoso y ha
identificado dos vehículos que pudo haber utilizado en el momento de la
desaparición.
La Policía criminal alemana,
Kripo, ha vuelto a rastrear una parcela en Neuwegersleben, cerca de Börde.
Cubos abollados, plásticos y muebles podridos entre las ruinas de una vieja
fábrica, junto a los restos de un Renault Clio abandonado sin matrícula.
Todavía pueden verse los agujeros que dejaron en 2016 los agentes, en busca del
cuerpo de la pequeña Inga, de cinco años, desaparecida en Wilhelmshof, a unos
90 kilómetros de distancia y cuyo cadáver nunca fue encontrado.
Según ha publicado el diario
local «Braunschweiger Zeitung», fueron dos personas de su entorno criminal las
que hicieron la denuncia que le llevaría a la cárcel. Habían irrumpido en su
vivienda sin su permiso y allí miraron unas grabaciones en cámara de vídeo en
las que se veía a una anciana que solo llevaba encima unas gafas de bucear con
los cristales oscurecidos y que estaba siendo fuertemente golpeada y violada.
Las imágenes eran de tal dureza que acudieron con ellas a la Policía y, tirando
de este hilo, fue identificada la víctima, una estadounidense de 72 años a la
que Christian B. había atacado en Portugal, crimen por el que sería después
condenado.
A partir de esa condena, todas
sus comunicaciones fueron concienzudamente rastreadas y, además de ubicar su
situación a pocos metros del apartamento y a la misma hora en la que
desapareció Madeleine, han aparecido mensajes que la Policía alemana considera
directamente relacionadas con el secuestro y asesinato de la niña británica.
Christian B., que actualmente cumple prisión en una cárcel del Kiel, manifestó
por ejemplo en 2013 a un conocido su fantasía de secuestrar y abusar de un niño
pequeño.
De acuerdo con documentos de
la investigación en poder de la Fiscalía de Bruanschweig y a los que ha tenido
acceso el semanario «Der Spiegel», el ahora convicto en una prisión de Kiel
escribió a un conocido por un servicio de mensajería de chat que sentía el deseo
de «cazar algo pequeño y utilizarlo durante días». En ese mismo chat, su
interlocutor expresó ciertas reticencias a ese plan, alegando que eso sería
demasiado peligroso, pero Christian B. replicó: «Bah, si luego se eliminan las
pruebas…».
Si bien la fiscalía alemana de
Braunschweig dijo este viernes que parte de la base de que la menor está
muerta, Scotland Yard sigue investigando una desaparición al no tener
«evidencia definitiva de si Madeleine está viva o muerta».
CHRISTIAN BRÜNKNER, PRINCIPAL SOSPECHOSO
La policía recoge testimonios de testigos de la juventud de este sospechoso, y concuerdan que tuvo una conflictiva relación de joven con sus padres.
Scotland Yard, la famosa policía inglesa, informó tener más de 400 datos informativos que han llegado a sus dependencias para confirmar datos de la época del secuestro.
El abogado de Brünkner, no opinó al ser consultado sobre la negación del sospechoso a cooperar con la información policía
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