domingo, 7 de junio de 2020

CHRISTIAN BRÚNKNER, SOSPECHOSO PRINCIPAL DEL CASO DE MADELEINE


EL PRESUNTO ASESINO DE MADELEINE QUERÍA «CAZAR ALGO PEQUEÑO Y USARLO DURANTE DÍAS»
Christian B. era sospechoso de la desaparición de otra niña parecida a la pequeña británica

Inga desapareció en Sajonia-Anhalt en primavera de 2015, durante una excursión con su familia. Tanto el aspecto de la niña como las circunstancias de la desaparición guardan parecido con el caso Madeleine. Christian B. era ya entonces bien conocido por la Policía alemana como violador de niños y fue uno de los sospechosos. En el registro de la parcela, que le perteneció durante diez años, solamente fue hallado, junto a un esqueleto de un perro, un USB con material pornográfico infantil. Ahora, cuando la Fiscalía de Braunschweig ha confirmado que sospecha que Christian B. fue el asesino de Madeleine, el terreno cobra nueva importancia.

Christian B. había comprado la propiedad por poco dinero en una subasta forzada, en Leipzig. Contó a los vecinos que se había hecho rico en Portugal y que quería convertir el edificio en ruinas en un estudio artístico para dedicarse a crear esculturas a partir de piezas de chatarra. Vivió allí un tiempo, sin electricidad ni agua corriente, en una vieja caravana. Cuando Inga desapareció, era visto en los alrededores casi todos los días. Pero nunca hallaron pruebas que pudieran relacionarle con la desaparición y su nombre volvió a caer en el olvido.

Según ha publicado el diario local «Braunschweiger Zeitung», fueron dos personas de su entorno criminal las que hicieron la denuncia que le llevaría a la cárcel. Habían irrumpido en su vivienda sin su permiso y allí miraron unas grabaciones en cámara de vídeo en las que se veía a una anciana que solo llevaba encima unas gafas de bucear con los cristales oscurecidos y que estaba siendo fuertemente golpeada y violada. Las imágenes eran de tal dureza que acudieron con ellas a la Policía y, tirando de este hilo, fue identificada la víctima, una estadounidense de 72 años a la que Christian B. había atacado en Portugal, crimen por el que sería después condenado.

A partir de esa condena, todas sus comunicaciones fueron concienzudamente rastreadas y, además de ubicar su situación a pocos metros del apartamento y a la misma hora en la que desapareció Madeleine, han aparecido mensajes que la Policía alemana considera directamente relacionadas con el secuestro y asesinato de la niña británica. Christian B., que actualmente cumple prisión en una cárcel del Kiel, manifestó por ejemplo en 2013 a un conocido su fantasía de secuestrar y abusar de un niño pequeño.

De acuerdo con documentos de la investigación en poder de la Fiscalía de Bruanschweig y a los que ha tenido acceso el semanario «Der Spiegel», el ahora convicto en una prisión de Kiel escribió a un conocido por un servicio de mensajería de chat que sentía el deseo de «cazar algo pequeño y utilizarlo durante días». En ese mismo chat, su interlocutor expresó ciertas reticencias a ese plan, alegando que eso sería demasiado peligroso, pero Christian B. replicó: «Bah, si luego se eliminan las pruebas…».

Casos relacionados
La Policía alemana ha llegado hasta la desaparición de Madelein, por tanto, encadenando casos relacionados con el sospechoso. El fiscal de Braunschweig confirmó este vienes que contempla la única hipótesis de que Madeleine murió a manos de Christian B., cuya presencia en el lugar de los hechos ha quedado confirmada por la llamada que registró una antena de telefonía móvil y de la que está intentando localizar al interlocutor. La investigación se centra hora en intentar recuperar el cuerpo de la pequeña.

Todas las personas en contacto con Christian B. antes de que entrase en prisión está siendo interrogadas. Alexander Bischof, de 64 años y que lo conoció a través de un amigo común poco después de que desapareciese Maddie, ha relatado que la Policía registró su vivienda en 2018. «Yo estaba en Mallorca con mi novia y supe a distancia que estaban haciendo un registro. Creí que era algo relacionado con el Ministerio de Hacienda y solo después me dijeron que tenía que ver con Christian. Yo sabía que había cometido robos en Portugal porque él me lo había contado, pero no sabía nada más». En un ordenador de Bischof, la Policía descubrió pruebas de que el Jaguar XJR6 propiedad del sospechoso sufrió modificaciones solamente un día después de la desaparición de Madeleine.

«Fuimos amigos durante más de una década. Como yo también tenía un Jaguar, hablábamos de los coches, incluso le invitamos a dormir en casa alguna vez», relata Bischof, que también recuerda que «viajaba mucho, igual se iba a Portugal, a Sylt, o a Múnich, y entre viaje y viaje nos visitaba y dormía en el ático por dos o tres semanas».

En una de estas ocasiones trajo con él a una jovencísima novia a la que había conocido en Portugal y con la que hablaba en inglés. Después de un tiempo se distanciaron, pero Bischof nunca llegó a sospechar lo que Christian B. hacía durante sus viajes. «Nunca hablamos de niños pequeños, nuestras conversaciones eran sobre coches, fútbol y Portugal, cosas de hombres».

Christian B. nació en Würzburg con un apellido diferente en 1976. Fue adoptado por la familia B. y su primera detención tuvo lugar en 1992, por un robo particularmente grave». En 1994 fue condenado por abusar de una niña de seis años en un patio de recreo.

Scotland Yard considera a Maddie «desaparecida»
La Policía del Reino Unido sigue de cerca la investigación abierta en Alemania. El caso de la pequeña Maddie dio un vuelco el miércoles pasado cuando las autoridades británicas revelaron que investigan a un hombre de 43 años, identificado como Christian B. El equipo de Scotland Yard (la Policía Metropolitana de Londres) que dirige la llamada Operación Grange, destinada a hallar pistas de la niña desde 2011, ha colaborado con las autoridades alemanas para dar con este sospechoso y ha identificado dos vehículos que pudo haber utilizado en el momento de la desaparición.

La Policía criminal alemana, Kripo, ha vuelto a rastrear una parcela en Neuwegersleben, cerca de Börde. Cubos abollados, plásticos y muebles podridos entre las ruinas de una vieja fábrica, junto a los restos de un Renault Clio abandonado sin matrícula. Todavía pueden verse los agujeros que dejaron en 2016 los agentes, en busca del cuerpo de la pequeña Inga, de cinco años, desaparecida en Wilhelmshof, a unos 90 kilómetros de distancia y cuyo cadáver nunca fue encontrado.

Según ha publicado el diario local «Braunschweiger Zeitung», fueron dos personas de su entorno criminal las que hicieron la denuncia que le llevaría a la cárcel. Habían irrumpido en su vivienda sin su permiso y allí miraron unas grabaciones en cámara de vídeo en las que se veía a una anciana que solo llevaba encima unas gafas de bucear con los cristales oscurecidos y que estaba siendo fuertemente golpeada y violada. Las imágenes eran de tal dureza que acudieron con ellas a la Policía y, tirando de este hilo, fue identificada la víctima, una estadounidense de 72 años a la que Christian B. había atacado en Portugal, crimen por el que sería después condenado.
A partir de esa condena, todas sus comunicaciones fueron concienzudamente rastreadas y, además de ubicar su situación a pocos metros del apartamento y a la misma hora en la que desapareció Madeleine, han aparecido mensajes que la Policía alemana considera directamente relacionadas con el secuestro y asesinato de la niña británica. Christian B., que actualmente cumple prisión en una cárcel del Kiel, manifestó por ejemplo en 2013 a un conocido su fantasía de secuestrar y abusar de un niño pequeño.

De acuerdo con documentos de la investigación en poder de la Fiscalía de Bruanschweig y a los que ha tenido acceso el semanario «Der Spiegel», el ahora convicto en una prisión de Kiel escribió a un conocido por un servicio de mensajería de chat que sentía el deseo de «cazar algo pequeño y utilizarlo durante días». En ese mismo chat, su interlocutor expresó ciertas reticencias a ese plan, alegando que eso sería demasiado peligroso, pero Christian B. replicó: «Bah, si luego se eliminan las pruebas…».

Si bien la fiscalía alemana de Braunschweig dijo este viernes que parte de la base de que la menor está muerta, Scotland Yard sigue investigando una desaparición al no tener «evidencia definitiva de si Madeleine está viva o muerta».


CHRISTIAN BRÜNKNER, PRINCIPAL SOSPECHOSO
La policía recoge testimonios de testigos de la juventud de este sospechoso, y concuerdan que tuvo una conflictiva relación de joven con sus padres.
Scotland Yard, la famosa policía inglesa, informó tener más de 400 datos informativos que han llegado a sus dependencias para confirmar datos de la época del secuestro.
El abogado de Brünkner, no opinó al ser consultado sobre la negación del sospechoso a cooperar con la información policía 

ABC - LUN


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