lunes, 16 de septiembre de 2019

COLABORADOR DEL NOUFA Y SU NUEVO TRABAJO


SUPERMERCADO DEL ALMAS
UNA NOVELA REPRESENTATIVA DEL ALMA NACIONAL

Su autor, Benedicto Cerdá, acaso -sin proponérselo-  supo hacer aflorar el país furtivo, ese que se ve solo bajo la alfombra, donde el stock de zancadillas nacionales asoma en la primera línea de un escenario en que se mixturan la hipocresía  con lo sórdido

POR JORGE ABASOLO

SI ESCRUTAMOS el clamo popular en nuestro país, encontraremos que la inmensa mayoría admite que hemos llegado a una forma de desenvolverse donde “todo vale”. Triste epitafio para una sociedad que languidece, pero no está muerta.
Inmersos en una sociedad donde los principios están exiliados y el decálogo valórico es letra muerta, cuesta ser optimista respecto a lo que se nos viene.
Como todos los valores morales, la cortesía es imposible de ser concebida sin el otro. Es la otredad de lo que hablan los sociólogos.
Es muy simple de comprobar. Si hacemos una lista somera de nuestra lista de valores no negociables, con certeza entrarán en ella virtudes como la humildad, la honestidad, la responsabilidad, la confianza, el agradecimiento y la generosidad, entre otras.
Eso en un país normal en lo ético, como lo fue Chile hasta hace no tantos años.

En su novela, Benedicto Cerdá pone el dedo en la llaga en ese país pringada en el alma.

Supermercado de Almas es un texto donde colisionan la crítica social, la concupiscencia patológica que busca apoderarse del placer y hasta de la mujer que puede proporcionarlo.
Por consiguiente, el autor logra que la trama se transforme en un itinerario surrealista con  ribetes delirantes.
Eufemiano, empresario y millonario, propietario de una Universidad muy católica, casi ultramontana…lleva una doble vida.
Ante la sociedad se presenta como un caballero abacial, con virtudes canónicas y de tibia lascivia francesa. 
Y hasta con trazas de filántropo, samaritano…con los atributos propios de quien profesa una religión a ultranza.
Pero se trata de un tipo como maleta de doble fondo.
Es un chupacirios, deleznable y algo sórdido, de una personalidad patológica, que puede camuflarse en una sociedad cuyo grado de hipocresía permite este tipo de conductas deleznables.

Eufemiano categoriza en  lo que en psiquiatría se llama personalidad paranoide (no confundir con la personalidad esquizotípica o esquizoide) Huelga decir que los rasgos básicos de una personalidad paranoide son la desconfianza en grado supremo y una elevada conciencia de sí mismo. En el modo de conducirse de Eufemiano campea la desconfianza en sus actos (hay que leer la novela), una sospecha generalizada y permanente.
En términos teatrales, Eufemiano es el arquetipo de Tartufo, esa comedia de Moliere que encarna la perversidad y la corrupción aviesamente disimuladas.
Entonces asoma la doble moral de un Eufemiano patológico, obsesionado por una mujer (Mireya), joven y bella, a quien no solo busca como mujer, sino como pertenencia.
Mireya cae de hinojos ante los requiebros de este empresario, aunque a poco andar se percata de que su amor va mucho más allá de lo normal en una pareja. Entonces, pretexta un viaje a Europa, eludiendo una relación obsesiva cuyos tentáculos no la dejan vivir en paz.
La obsesión de Eufemiano por recuperar a Mireya es una odisea digna de una novela policial de Simenon.

En Supermercado de Almas no es cardinal si los personajes logran o no encontrar aquello que siempre preocupa y atañe al ávido lector. Lo sustantivo de la novela es su desparpajo en la acción. Eso que los franceses llaman savoir-faire, aunque Eufemiano lleva esta condición a una condición superlativa.

Aquí estamos en presencia de una novela en donde desfilan las lacras humanas debidamente camufladas.

Se trata de una novela es un tanto kafkiana, es decir donde lo fundamental no es nunca la psicología del personaje…sino lo que le sucede al personaje.

Sin duda…dignísima de leerse.






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