LA SECTA QUE ATACÓ CON GAS SARÍN EL METRO DE TOKIO EN 1995
El
líder Shoko Asahara consiguió que le siguieran más de 10.000 personas, 23 de
las cuales han sido ejecutadas este julio en Japón
Japón
ha ejecutado 23 años la sentencia a uno de los episodios más macabros y
sangrientos de su historia moderna. Ahorcados acabaron ayer los últimos actores
de la masacre con gas sarín en el metro de Tokio en 1995. Todos ellos
pertenecían a la secta La Verdad Suprema, un grupo que mezclando doctrinas
budistas, hinduistas, cristianas y apocalípticas logró reclutar a más de 10.000
seguidores en Japón y otros 30.000 en Rusia.
En la
era anterior a internet, la secta logró atraer a un gran número de seguidores
diferentes estratos sociales con la promesa de que todos ellos sobrevivirían a
un hipotético ataque nuclear perpetrado por Estados Unidos. Sobre esta presunta
amenaza fueron formándose en armamento nuclear, acumulando bacterias letales en
su sede y finalmente atacando el metro de Tokio con gas sarín.
La secta se creó en 1986 y
basaba su ideal en destruirlo todo para volverlo a construir
Poco
antes de las ocho de la mañana del 20 de marzo de 1995 Japón volvió a revivir
los horrores de un ataque con armamento químico. Cinco miembros de la secta
actuaron de manera conjunta en diferentes estaciones de metro, descendiendo con
bolsas de plástico llenas de gas sarín y perpetrando una masacre que dejó 13
personas muertas y más de 6.000 personas intoxicadas.
El
atentado no fue algo improvisado. Las armas químicas, los lugares céntricos
atacados en hora punta o la coordinación entre los terroristas. Todo estaba
perfectamente planificado para hacer el máximo daño posible. Los terroristas
escogieron el metro para expandir el gas sarín en un sitio cerrado con gran
acumulación de gente y con una temperatura ideal para maximizar su efecto
dañino.
En el atentado de Tokio
murieron 13 personas y otras 6.000 fueron intoxicadas
Con el
ataque al metro de Tokio la secta La Verdad Suprema realizó su ataque más
sanguinario y para el que se había estado preparando mucho tiempo sin que las
autoridades niponas se diesen cuenta. En el año anterior, ya habían ensayado la
eficacia del gas sarín en otra ciudad japonesa, la última prueba antes del
atentado de 1995, el golpe más letal desde que se fundara en 1986.
En los
años ochenta, Shoko Asahara, un estudiante de medicina china ciego, consigue
empezar a atraer a seguidores a través del yoga y la oratoria. Con historias
inspiradas en sus viajes a la India y la promesa de encontrar la “iluminación”,
Asahara consiguió reclutar a miles de personas a las que consiguió convencer
que él era el líder supremo y quien marcaba el camino a seguir.
Shoko
Asahara, el líder de La Verdad Suprema (AFP)
La
Verdad Suprema no era una secta secreta que actuara en lugares apartados. Con
regularidad su líder aparecía en medios de comunicación y era una figura
carismática para gente tanto con cargos de responsabilidad y adineradas como
para japoneses de orígenes más humildes. En 1989 el grupo inició los trámites
para registrarse como una organización religiosa y en 1990 incluso llegó a
presentarse a las elecciones japonesas sin conseguir representación alguna.
Si de
cara al público querían mostrarse como una organización de paz, lo cierto es
que, como lo definen sus actos, La Verdad Suprema fue una secta que tenía en la
figura de Hitler un ejemplo a seguir. Su mensaje era drástico, destruirlo todo
para volver a construir y en esa línea atacaron indiscriminadamente a civiles,
así como autoridades políticas y policiales.
En 1989 el grupo quiso
registrarse como una entidad religiosa y en 1990 se presentó a las elecciones
sin obtener representación
Las
siete ejecuciones de ayer se suman a las seis de principios de julio y ponen
punto y final a los implicados directos en el atentado de 1995. La secta,
desmantelada desde hace años y sin su líder difundiendo su mensaje, no parece
tener actividad alguna en la actualidad, pero sí existen algunas organizaciones
herederas que podrían seguir su mensaje. Por esta razón algunos expertos
nipones en sectas han advertido de que las ejecuciones podrían tener un efecto
llamada. De todas formas, La Verdad Suprema y su líder conocieron este julio su
final. En la horca japonesa.
Fuente: Las Vanguardia
Fuente: Las Vanguardia
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