viernes, 27 de julio de 2018

"LA VERDAD SUPREMA" EN JAPON


 LA SECTA QUE ATACÓ CON GAS SARÍN EL METRO DE TOKIO EN 1995
El líder Shoko Asahara consiguió que le siguieran más de 10.000 personas, 23 de las cuales han sido ejecutadas este julio en Japón

Japón ha ejecutado 23 años la sentencia a uno de los episodios más macabros y sangrientos de su historia moderna. Ahorcados acabaron ayer los últimos actores de la masacre con gas sarín en el metro de Tokio en 1995. Todos ellos pertenecían a la secta La Verdad Suprema, un grupo que mezclando doctrinas budistas, hinduistas, cristianas y apocalípticas logró reclutar a más de 10.000 seguidores en Japón y otros 30.000 en Rusia.

En la era anterior a internet, la secta logró atraer a un gran número de seguidores diferentes estratos sociales con la promesa de que todos ellos sobrevivirían a un hipotético ataque nuclear perpetrado por Estados Unidos. Sobre esta presunta amenaza fueron formándose en armamento nuclear, acumulando bacterias letales en su sede y finalmente atacando el metro de Tokio con gas sarín.

La secta se creó en 1986 y basaba su ideal en destruirlo todo para volverlo a construir

Poco antes de las ocho de la mañana del 20 de marzo de 1995 Japón volvió a revivir los horrores de un ataque con armamento químico. Cinco miembros de la secta actuaron de manera conjunta en diferentes estaciones de metro, descendiendo con bolsas de plástico llenas de gas sarín y perpetrando una masacre que dejó 13 personas muertas y más de 6.000 personas intoxicadas.

El atentado no fue algo improvisado. Las armas químicas, los lugares céntricos atacados en hora punta o la coordinación entre los terroristas. Todo estaba perfectamente planificado para hacer el máximo daño posible. Los terroristas escogieron el metro para expandir el gas sarín en un sitio cerrado con gran acumulación de gente y con una temperatura ideal para maximizar su efecto dañino.

En el atentado de Tokio murieron 13 personas y otras 6.000 fueron intoxicadas

Con el ataque al metro de Tokio la secta La Verdad Suprema realizó su ataque más sanguinario y para el que se había estado preparando mucho tiempo sin que las autoridades niponas se diesen cuenta. En el año anterior, ya habían ensayado la eficacia del gas sarín en otra ciudad japonesa, la última prueba antes del atentado de 1995, el golpe más letal desde que se fundara en 1986.

En los años ochenta, Shoko Asahara, un estudiante de medicina china ciego, consigue empezar a atraer a seguidores a través del yoga y la oratoria. Con historias inspiradas en sus viajes a la India y la promesa de encontrar la “iluminación”, Asahara consiguió reclutar a miles de personas a las que consiguió convencer que él era el líder supremo y quien marcaba el camino a seguir.

Shoko Asahara, el líder de La Verdad Suprema (AFP)

La Verdad Suprema no era una secta secreta que actuara en lugares apartados. Con regularidad su líder aparecía en medios de comunicación y era una figura carismática para gente tanto con cargos de responsabilidad y adineradas como para japoneses de orígenes más humildes. En 1989 el grupo inició los trámites para registrarse como una organización religiosa y en 1990 incluso llegó a presentarse a las elecciones japonesas sin conseguir representación alguna.

Si de cara al público querían mostrarse como una organización de paz, lo cierto es que, como lo definen sus actos, La Verdad Suprema fue una secta que tenía en la figura de Hitler un ejemplo a seguir. Su mensaje era drástico, destruirlo todo para volver a construir y en esa línea atacaron indiscriminadamente a civiles, así como autoridades políticas y policiales.

En 1989 el grupo quiso registrarse como una entidad religiosa y en 1990 se presentó a las elecciones sin obtener representación

Las siete ejecuciones de ayer se suman a las seis de principios de julio y ponen punto y final a los implicados directos en el atentado de 1995. La secta, desmantelada desde hace años y sin su líder difundiendo su mensaje, no parece tener actividad alguna en la actualidad, pero sí existen algunas organizaciones herederas que podrían seguir su mensaje. Por esta razón algunos expertos nipones en sectas han advertido de que las ejecuciones podrían tener un efecto llamada. De todas formas, La Verdad Suprema y su líder conocieron este julio su final. En la horca japonesa.

Fuente: Las Vanguardia



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