jueves, 9 de junio de 2016

REVELAN HALLAZGO DE GEOGLIFOS TARAPAQUEÑOS OCULTOS EN EL LOA

PROYECTO CON DRONES PARA SU ESTUDIO Y CONTROL

Representaciones datan del 900 d.C. y abarcan 60 kilómetros a la redonda: arqueólogos pedirán protección del lugar.

Casi invisibles y desgastados por el tiempo, un grupo de 12 conjuntos de geoglifos realizados por los pueblos tarapaqueños alrededor del año 900 después de Cristo (d.C.) se mantuvieron en reserva del conocimiento público durante casi cuarenta años, ocultos en la desolada planicie desértica ubicada entre los ríos San Salvador y Loa, en la comuna de María Elena.

Los geoglifos -que abarcan un área de 60 kilómetros a la redonda, cerca de Chacance- fueron descubiertos en 1978 por el experto en arqueología Claudio Castellón y el ex director del Museo Regional de Iquique, Francisco Téllez Cancino. Cuando los hallaron, decidieron mantenerlo en silencio para que los curiosos no se acercaran y, de paso, terminaran destruyéndolos.

"Pero resulta que hace poquito comenzaron a salir los 4x4 y la expansión minera en ese sector", cuenta Castellón, quien señala que el paso del hombre ya destruyó irreparablemente muestras de arte rupestre como en los geoglifos de Chug Chug. "Si no fuera por gente de Santiago que vino a protegerlos, (se refiere a la Fundación Desierto de Atacama) ahí estarían abandonados los geoglifos", dice.

Según Castellón, quien junto a un grupo de diez expertos trabaja en el lugar, estos geoglifos son únicos en la Región de Antofagasta porque éstos están en planicie, no en los cerros. De ahí que se mantuvieran tanto tiempo ocultos sin que nadie -excepto investigadores- lo supieran. Desde Google Earth se podía ver algo, pero muy borroso. "Cada conjunto tiene entre seis y diez diseños distintos, algunos alcanzan entre 40 metros y los más pequeños entre 15 y 40", dice el investigador.

Si bien existen tipos circulares similares a los hallados en otras partes de la región, lo más interesante es el hallazgo de diseños que aparecen en los cascos de los guerreros tarapaqueños. "Los geoglifos fueron hechos por gente proveniente de Tarapacá que vino a dominar los territorios atacameños, hubo luchas por las fronteras de dónde iban a recolectar algarrobo", explica Castellón, al teléfono con "La Estrella" desde Coquimbo, donde está trabajando en un proyecto sobre La Pampilla de esa comuna de la Cuarta Región.

Protección

"Siempre se trata de mantener estas cosas en reserva por el riesgo que significa que sean pisoteados, con motos o a pie", explica el académico de la Universidad de Tarapacá y Premio Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural de Chile 2012, Luis Briones. "Algunas han sido muy alteradas, algunas irreversiblemente, otras casi intactas, pero es precisamente para no provocar más daño", dice.

Briones trabaja junto a Castellón en la investigación de estos geoglifos del Río Loa, y junto al equipo de investigadores espera presentar los antecedentes a la intendencia de Antofagasta para evaluar que el sector sea declarado "zona de alta sensibilidad patrimonial", y así evitar que pasen los rally por acá, o al menos fijar una ruta que no haga daños.

El problema es que si bien hay una ley (la 17.288) que protege estas manifestaciones, en la mitad de la nada es bien difícil que alguien esté permanentemente vigilando. "Los jeeperos se ponen en las antiguas sendas indígenas, sin saber que está prohibido el acceso", cuenta Castellón. Como muestra, dice que la ruta caravanera Potosí-Cobija ya ha sido intervenida por el hombre. "Se necesita que estas cosas tengan mayor protección en el hecho, no en la palabra", agrega Briones.

Durante este tiempo, se han unido otros profesionales al equipo investigativo, como la arqueóloga Catherine Westfall e investigadores de Tocopilla y Calama.

Mientras tanto, el experto Claudio Castellón cuenta que primero hay que determinar exactamente el área de los geoglifos para comenzar con el trabajo de rescate del patrimonio, por eso en agosto van a contar con tres drones para tener un catastro completo del lugar. "No puedes proteger algo si no tienes la magnitud ni el tamaño, y como están semiborrados no lo hemos visto. Con los drones lo vamos a poder ver desde arriba y a lo mejor se van a hacer visibles", cuenta.

La Estrella de Antofagasta
Ignacio Araya Chanqueo




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