viernes, 24 de junio de 2016

25 DE JUNIO DE 1876: LA BATALLA DE LITTLE BIG HORN

A 140 AÑOS DE LA MUERTE DEL EXTRAVAGANTE CUSTER

George Armstrong Custer (New Rumley, Ohio, 5 de diciembre de 1839 - Little Big Horn, Montana, 25 de junio de 1876)

Para ningún lector le es desconocido que los americanos convierten sus derrotas y fracasos en éxitos comerciales con el tiempo. Este episodio de la historia de los Estados Unidos no ha sido una excepción.

Una historia de este militar que se presenta siempre con el grado de General, graduación que no es compartida por algunos historiadores (Teniente Coronel sería su graduación correcta) como muchos otros detalles de la vida y el acontecimiento donde murió este militar americano que lo denominaban popularmente como un “cazaindios”

La fecha tope para que todos los indios estuvieran en las reservas era el 31 de enero de 1876 y a los pueblos lakota, cheyenne y arapahoe sólo les quedaban dos opciones, o resignarse y permitir que les llevasen a las reservas renunciando no sólo a sus tierras sino a su forma de vivir para adoptar la forma de vivir de los blancos, es decir, la muerte de su cultura, o presentar batalla, aunque fuera desesperada y sin esperanzas de éxito.
Los dos grandes jefes sioux, Toro Sentado y Caballo Loco (hacia 1840-1877), este último protagonista de la célebre Masacre de Fetterman en 1866 declararon la guerra a Estados Unidos aunque sabían que sus posibilidades eran muy pocas. Caballo Loco reflejaba en sus palabras la perplejidad de los indios ante la actitud de aquellos hombres blancos que no les permitían vivir cómo siempre habían hecho "Ustedes, hombres blancos, trabajan si lo desean. Nosotros no los interrumpimos, y siempre dicen: ¿Por qué no se civilizan? ¡No queremos vuestra civilización! Viviremos como lo hicieron nuestros padres, y como los padres de ellos lo hicieron antes".

En realidad, al presidente norteamericano no le preocupaba que se civilizaran, lo que quería era sus tierras, las necesitaba en una época de crisis económica como válvula de escape para muchos que se habían quedado sin empleo y sin dinero. La expansión hacia el oeste era imparable y los indios eran, utilizando un lenguaje propio de la diplomacia de nuestro siglo XXI, "daños colaterales"

Custer es de la época del Presidente americano Philip Sheridan quien estuvo involucrado durante los años finales de las Guerras Indias en las Grandes Llanuras, lo que en la opinión de algunos historiadores manchó su reputación acusándolo de racismo y genocidio (también se ha indicado que Sheridan fue el autor de la frase, "El único indio bueno es el indio muerto"

La derrota de Custer fue consecuencia de su orgullo y altanería al no escuchar a sus guías indígenas que llevaba y haber disgregado su fuerza militar en tres partes, además nunca imagino que los indígenas se habían agrupados y varias tribu están dispuestas a plantar guerra al los hombres blancos que deseaban sus tierras. La derrota fue total y el 7ª Regimiento de Caballería exterminado en esta batalla.

Los detalles son dantescos en cuanto al trato de los cadáveres de los soldados muertos. Los historiadores comentan desde  una flecha atravesando el pene de Custer, descabellamiento, desmembramientos, etc… También la leyenda agrega a sobrevivientes entre la tropa que se dicen que huyeron lo cual no ha sido nunca confirmado, lo que si se ha confirmado un caballo de nombre Comanche que fue encontrado entre la tropa diezmada y que pertenecía a Myles Keogh, capitán del 7º de Caballería. (Ver foto) Otras fuentes mencionan que pertenecía al trompetista del grupo de Custer

La venganza del Gobierno americano no se hizo esperar. Los jefes de diferentes tribu y sus seguidores que se rindieron con el tiempo y  sobrevivían  a las penurias del hambre, el frio y en reservas vigiladas por soldados dada la desconfianza creada  que permanecía entre los dos bandos fueron exterminados poco a poco. 

Por otra parte, parece bastante evidente que Caballo Loco acabó sus días de la forma que él había profetizado, siendo sujetado por uno de los suyos. En este caso el Judas parece que fue Little Big Man, el pequeños gran hombre, quien le había acompañado en muchas de las heroicas batallas de mitad del siglo XIX, quien acabó inmovilizándole para que el soldado de nombre Gentles le clavara la bayoneta. Bien es cierto que en aquel forcejeo había muchos testigos alrededor, cada uno con su propia versión de la muerte de alguien tan importante para el pueblo indio. El General Bradley, el jefe al mando en el fuerte Robinson, insistía en recluirle en una celda ya herido de muerte. Y fue MacGillycuddy, el que consiguió al final convencerle para trasladarle a la oficina de su ayudante, en cuyo suelo murió. Sobre si habló o dejó de hablar, sobre quien estaba con él y donde acabó enterrado hay tantas versiones como potenciales testigos.

Engañado hasta el final de sus días y tratando de pensar siempre en el bienestar de su pueblo maltratado y desposeído de sus tierras paso a la historia conjuntamente con su rival George Armstrong Custer, unas vidas paralelas de ambos personajes que hoy en día permanecen en la memoria de muchos norteamericanos y en el mundo entero.

Si el lector se adentra en la numerosa bibliografía que existe sobre este episodio de la historia, verá que a pesar de haber pasado 140 años de lo comentado ciertos acontecimientos y actitudes de los gobiernos vigentes y trato entre las personas provengan del lado que sea (por ejemplo se habla del jefe sioux Nube Roja que se presenta como vendido a los blancos en las reservas) nos hace pensar que las biografías son peligrosas de interpretar más aún en situaciones límites como estaban los indígenas ante la llegada masiva del hombre blanco a sus tierras y los ruidosos “caballos de aceros” los ferrocarriles, que fue el final de una época.

Recopilación de Pedro Rivas Roth



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