DOS FAMILIAS MUSULMANAS
TIENEN LA TAREA DE GUARDAR LA LLAVE Y DE ABRIR ESTA IGLESIA DONDE SE CREE QUE
FUE CRUCIFICADO Y SEPULTADO JESÚS.
Cada mañana, a las cuatro en
punto, Adeeb Joudeh sale de su departamento en Jerusalén y se dirige hasta la
iglesia del Santo Sepulcro en la Ciudad Vieja, tal como lo hizo su padre, su
abuelo y sus antepasados desde 1187. Una
vez allí, le entrega la llave, de 30 centímetros de largo y hecha de hierro, a
Wajeeh Nuseibeh, representante de otra familia musulmana, quien es el encargado
de abrir el lugar. “Fue Saladino quien le dio la llave a mi familia”, contó
Joudeh a La Tercera, mientras está sentado a un costado izquierdo a la entrada
del recinto.
Nuseibeh tiene que golpear la
gran puerta de madera para llamar a los sacerdotes y peregrinos que pasaron la
noche rezando en su interior. Se sube a una escalera y abre el lugar. Una vez
abierto, las llaves vuelven a manos de Joudeh. El mismo ritual de forma inversa
es repetido cerca de las 7.30 horas en la tarde, después de que cientos de
turistas y fieles lo hayan visitado.
La Iglesia del Santo Sepulcro
fue edificada en el año 333 por el emperador romano Constantino (306-337),
luego que su madre, la reina Helena, marcara el lugar como donde se produjo el
Calvario de Jesús, durante su visita en el año 326 D.C. La Iglesia -que se encuentra en el punto
final de la Vía Dolorosa- es considerada como una de las más antiguas en el
cristianismo y la mayoría de los fieles la considera como el lugar donde Jesús
fue crucificado.
El control del lugar está en
manos de tres iglesias: la greco-ortodoxa, la católico-romana y la armenia.
Según el diario español El
País los Joudeh y los Nuseibeh han
tenido sus diferencias a lo largo de los años. Los primeros dicen que tienen la
llave desde cuando el sultán Saladino reconquistó Jerusalén. En tanto, los Nuseibeh sostienen que la
custodia de las puertas les pertenece desde los días del segundo califato de
Omar, que tomó Jerusalén en el siglo VII.
Ambas familias llegaron a un acuerdo delimitando sus labores, el cual ha
sido suscrito por los líderes religiosos de los grupos cristianos que se reparten
el control del Sepulcro.
El País explica que las
razones de Saladino (1138-1193) para entregar la llave a familias musulmanas
era, por un lado, evitar que el templo volviera estar bajo control de los
cruzados, a los que había derrotado. Además, su misión era evitar los
conflictos entre las distintas denominaciones cristianas. Eso porque el Santo
Sepulcro, es un escenario de tensión entre franciscanos, griegos ortodoxos,
armenios, coptos y sirios.
Un sacerdote señaló al diario
español El Mundo que Saladino obligó a los cristianos a pagar a los musulmanes
encargados del Santo Sepulcro por acceder a este. El impuesto fue abolido en el
siglo XIX, pero las principales comunidades cristianas siguen pagándole una
cantidad a las familias que custodian la llave y la puerta de la basílica.
Existe un status quo que data
desde 1852 y regula lo que cada iglesia cristiana puede hacer y cuándo se puede realizar, con el fin de
evitar las peleas entre las distintas comunidades. Un ejemplo de esta situación
es lo que ocurre con la escalera que se encuentra sobre la cornisa de la
fachada principal durante más de 100 años y que nadie ha tocado desde entonces,
porque las iglesias no se han puesto de acuerdo sobre su destino.
La rutina que se ha mantenido
durante siglos se ve alterada justamente durante la Semana Santa. Las tres
denominaciones cristianas se reparten cada día la llave. Así, el Jueves Santo
es guardada en el monasterio franciscano; el Viernes Santo es el turno de la
iglesia del monasterio delos griegos ortodoxos; el Sábado Santo le toca a la
iglesia armenia ortodoxa, y ese día todos los custodios de la llave inician la ceremonia de la Luz
Sagrada previo a las celebraciones de Pascua.
La forma de gestionar el Santo
Sepulcró comenzó a tomar forma durante el Imperio Otomano (1299-1923), y esa
manera se mantuvo durante el Mandato británico de Palestina y durante el
control de Jordania e Israel. Nuseibeh le dijo a El País que en 1967, los
comandantes israelíes le ofrecieron a los monjes cristianos hacerse cargo de la
llave de la iglesia. Sin embargo, de forma excepcional todas las denominaciones
llegaron a un consenso y acordaron rechazar la oferta de los israelíes porque
estaban “muy contentos de cómo se estaban haciendo las cosas”.
Fuernte: La Tercera - Cristina Cifuentes
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