UNA MUESTRA EN LA BIBLIOTECA NACIONAL REÚNE LA
BIBLIOTECA DEL AUTOR PARA CONMEMORAR EL CUARTO CENTENARIO DE SU MUERTE
UNA MUESTRA EN LA BIBLIOTECA NACIONAL REÚNE LA
BIBLIOTECA DEL AUTOR PARA CONMEMORAR EL CUARTO CENTENARIO DE SU MUERTE
A un lado América, al otro España, en medio el Inca Garcilaso de la Vega,
nacido en Cuzco (Perú) en 1539, hijo de Isabel Chimpi Ocllo, una princesa inca,
y del capitán español Sebastián Garcilaso de la Vega. En torno a la figura de
este escritor, la Biblioteca Nacional ha inaugurado este jueves, La biblioteca del Inca Garcilaso
de la Vega, una exposición en la que se muestra
los libros que poseía el “primer peruano”, como le ha
denominado su compatriota el nobel Mario Vargas Llosa en el catálogo de la muestra.
La pieza que vertebra la muestra es el inventario de bienes del Inca
Garcilaso, es la que ha dado el guion a seguir. Se conserva en el Archivo Histórico Provincial de
Córdoba, ciudad en la que murió el 23 de abril de 1616. Gracias a este documento se conocen los 188 libros que conservaba en su
casa en el momento de su fallecimiento. Los libros que uno posee dicen mucho de
cómo es esa persona, eso no ha variado en estos cuatro siglos. “Un intelectual
tenía unos 50 libros”, comenta Esperanza López Parada, una de las comisarias de
la exposición. Esta cantidad demuestra el calado intelectual de este humanista,
que, además, amplía la idea eurocentrista del Renacimiento, ya que estaba
impregnado por lo que llegaba de América, más allá de materias primas. Estaba
orgulloso de su condición de mestizo.
Los volúmenes seleccionados son todos de los fondos de la Biblioteca
Nacional. “No se hubiera podido recrear esta biblioteca y organizar esta
exposición en otro sitio”, afirma López Parada. El Inca Garcilaso reunía todas
las temáticas: tratados de urbanismos (el de Vitruvio, entre ellos); de
botánica y biología peruana –como el ilustrado La historia natural de
las Indias, 1520-; manuales para manejar la espada y para la cría de
caballo –lo que indica que era una biblioteca que usaba y que no era solo para
demostrar su poder intelectual-; libros de etnografía; diccionarios
quechua-castellano, castellano-quechua; libros franceses, italianos, latinos
–era políglota-. Es consciente del poder de la lengua como arma que abre el
mundo y de la importancia de la figura del traductor como puente entre
culturas. Es un mediador entre el Nuevo y el Viejo Mundo. Su conocimiento tanto
del quechua como del castellano le otorga una importancia como historiador que
pocos tenían. Es uno de los pilares de la crónica indígena.
La historia general de las Indias y nuevo mundo, escrito por Francisco López Gómara en 1555 es el único libro que se
conserva y que se sabe que perteneció a este historiador que lo llenó de
anotaciones en los márgenes. Está en la Biblioteca Nacional del Perú, no lo han podido prestar, pero se puede ver cada una de sus páginas en
una pantalla en la exposición. La muestra quiere ser también una suerte de
archivo en la que además de los textos se pueden ver grabados y objetos que
hablan de sus dos mundos, el incaico, vinculado a su madre y el de los
conquistadores de su padre, ambos en vías de extinción ya su época.
La biblioteca del Inca Garcilaso de la Vega es el primer gran acto en este año de conmemoración del cuarto
centenario de su muerte. Coincide con la misma efeméride de dos de los más
importantes representantes de la literatura mundial Shakespeare y Cervantes,
pero Marta Ortiz Canseco, otra de las comisarias, sostiene que el Inca
Garcilaso de la Vega no tiene por qué envidiar al español. Es más, insiste en
dar a conocer la figura del mestizo. Fuente: El País
Foto: 'Historia natural de las Indias', de Gonzalo Fernández de
Oviedo. Biblioteca
Nacional de España
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