EL MILAGRO DEL COJO DE CALANDA (ARAGON, ESPAÑA)
LA HISTORIA RESUMIDA
Hace 375 años una noticia asombró a media
Europa y reclamó el interés del Rey Felipe IV de España, de la Santa Sede y de
la mayoría de los reinos de occidente. De boca en boca circulaba como la
pólvora un suceso inverosímil y desafiante. Algo mágico y extraordinario.
Irreal. Humanamente imposible. El romance popular decía:
Miguel Pellicer/ vecino de Calanda/ tenía una pierna/ muerta y enterrada./ Dos años y cinco meses,/ cosa cierta y probada,/ por médicos cirujanos/ que la tenía cortada…
Un
joven de veintitrés años llamado Miguel Juan Pellicer, vecino de Calanda,
población situada en el bajo Aragón, había sufrido un accidente en el campo
mientras recogía trigo. Una rueda de carro pasó por encima de su pierna derecha
haciéndola añicos. Completamente gangrenada, le fue amputada cuatro dedos por
debajo de la rodilla en el hospital público de Zaragoza.
Los
cirujanos que le atendieron se pusieron manos a la obra para cauterizar el
muñón con un hierro al rojo vivo. La pierna fue enterrada, como era costumbre,
en el cementerio del hospital. En aquella época había un acentuado sentido
espiritual por el cual se consideraba que el cuerpo estaba destinado a la
resurrección, así como todos sus miembros, y que por lo tanto las partes
mutiladas debían ser tratadas con respeto, y no como simple elemento de
desecho. Por ese motivo se encargó al practicante del hospital Juan Lorenzo
García, enterrar la pierna “en un hoyo como un palmo de hondo”, de unos
veintiún centímetros, medida típica aragonesa.
SIN
PIERNA PASÓ A SER MENDIGO EN EL SANTUARIO
Tras
abandonar el hospital con una pierna de madera y dos muletas, Pellicer se vio
abocado, para poder sobrevivir, a pasar del prometedor oficio de agricultor a
un mendigo de los muchos que había por entonces. Logró el permiso de los
canónigos del Pilar para pedir limosna a la puerta del Santuario, siendo
provisto de un documento especial que le asignaba la categoría de “mendigo de
plantilla”.
EL MILAGRO DE LOS MILAGROS
El joven lisiado decidió un buen día poner fin a la dura vida
de mendigo que había llevado durante dos años, para tomar rumbo a la casa de sus padres en
Calanda e intentar reconducir su existencia con más dignidad. Ya en
su hogar, el 29 de marzo de 1640, sucedería algo extraordinario que más tarde sería
calificado como el gran milagro, o el milagro de los milagros. Entre las diez y
las once de la noche, mientras dormía plácidamente, le fue reimplantada repentina y
definitivamente la pierna derecha que dos años antes le habían
amputado. No tuvo lugar un crecimiento de la pierna, sino una reimplantación de
su miembro. Un suceso único en el
mundo y difícil de asimilar.
Tras notar “una fragancia y un olor suave nunca
acostumbrados allí”, la madre de Miguel Juan alertó a su hijo de tener dos
pies, “uno encima de otro, cruzados”. El revuelo en la casa
contagió al vecindario y, éste, lógico, al pueblo entero. En casa de
los Pellicer no cabía un alfiler. Había un alboroto festivo.
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*Lo anterior es muy resumida la historia y vida inicial
de este joven de apellido Pellicer, y que quedo para la posterioridad. Lógicamente,
que mentes inquietas y sin presiones de creencias religiosas optaron por
investigar este hecho, que a primera vista era inamovible para la fe popular
y las versiones de antaño de la Iglesia Católica.
Ángel Briongos Martínez y Antonio Gascón Ricao
son los autores de este interesante estudio, donde la historia de un hecho nos
transporta a la ciudad de Aragón del siglo XVI, su sociedad y su entorno,
además de la conducción una vez más de las mentes por parte de la Iglesia
Católica a la gente simple y humilde de pueblo, y los aprovechamientos políticos que siempre están presentes.
Un libro muy interesante, que he vivido muy de cerca y he apreciado las inquietudes de hace años de estos perseverantes investigadores. La realidad a veces
resulta más impresionante que la propia ficción y creemos que este es un caso
de esta índole. Muy recomendable este libro.
Raúl Núñez
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