«Su falta de arrepentimiento es
escalofriante», lamenta el juez, que ha desvelado su identidad
Will
Cornick, el niño de 15 años que el pasado abril mató a cuchilladas en plena
clase a su profesora de español, Ann Maguire, de 61 años, en un colegio
católico de Leeds, se pasará probablemente el resto de sus días en la cárcel.
Con una rapidez que sería poco usual en España, la justicia inglesa ha resuelto
en poco más de seis meses el primer asesinato de un profesor por parte de un
alumno en plena clase en la historia de la educación secundaria del Reino
Unido. El juez afirma que el asesino ha mostrado «una escalofriante falta de
remordimiento» y lo ha condenado a 20 años de prisión, «aunque es bastante
posible que no salga nunca», ha añadido. El magistrado ha accedido también hoy,
al tiempo que comunicaba el fallo, a desvelar la identidad y la imagen de Will
Cornick, de 16 años, que tenía uno menos cuando cometió el crimen. El fiscal ha
señalado que el adolescente presenta «tendencias psicóticas y sentía placer por
matar».
«Mirada
impasible»
Los
hechos ocurrieron el pasado abril en el Corpus Christi, un colegio católico de
Leeds, al norte de Inglaterra. La profesora Ann Maguire, que impartía clases de
español, llevaba 40 años en el centro y sopesaba ya jubilarse, se encontraba
inclinada sobre una mesa corrigiendo la tarea de una alumna. Cornick se acercó
por detrás y la apuñaló en el cuello y la espalda con un cuchillo de cocina
largo. El asesino, que era más alto y corpulento que la víctima, una mujer de
complexión delgada y ojos claros, continuó persiguiéndola y apuñalándola
mientras ella intentaba huir por el aula, con los otros escolares como
aterrados testigos. En total fueron siete cuchilladas. La maestra consiguió
alcanzar el pasillo mal herida y otra profesora, que se acercó alertada por los
gritos de los alumnos, la refugió en aula continua, presionando con su cuerpo
contra la puerta para evitar la entrada de Cornick. La rescatadora, que lo vio
marcharse por un ventanuco de la puerta, rememoró en el juzgado «su mirada
impasible» mientras se alejaba.
El
homicida volvió al aula, se sentó impertérrito y dijo que «es una pena que no
esté muerta». Luego añadió que empezaban «los buenos tiempos» y que había
tenido «un subidón de adrenalina». Cuando más tarde lo entrevistó el psiquiatra
se declaró orgulloso» de su brutalidad. «Era matar o morir, no tenía otra
elección que matarla o el suicidio». La profesora fue recogida rápidamente en
una ambulancia, todavía con vida, pero murió a la hora de llegar al hospital.
Veteranos de la Policía de Leeds contaron que nunca habían visto heridas con
tanta saña en su carrera en el cuerpo.
La
pena mínima por asesinato son doce años. Pero el juez ha impuesto 20 por mediar
los agravantes de la premeditación, el hecho de que el crimen se cometió en
público y frente a niños, traumatizados por lo que vieron, el «dolor extremo»
que sufrió la víctima y la ausencia total de remordimiento.Will
Cornick, que sacaba buenas notas, vivía con su madre y un hermano mayor en un
chalet pareado a kilómetro y medio del colegio. Sus padres se divorciaron en
2003, cuando él tenía cuatro años. Durante largo tiempo fue un alumno modelo,
«amigable y entusiasta». Pero su carácter cambió a raíz de que le fue
diagnosticada una diabetes, pues temía que le impidiese cumplir su ilusión de
ser militar. Desde entonces solía decir que «la vida es una jodida mierda».
Cornick dio aviso en su círculo más próximo de sus intenciones. El Fin de Año
pasado comentó en Facebook a sus amigos que odiaba a la profesora y quería
matarla «de manera brutal». «Se merece más que la muerte, más que el dolor y
más que cualquier cosa que podamos imaginar», escribió a sus compañeros más
allegados. También les dijo que si luego tenía que pasarse el resto de su
existencia en la cárcel estaría bien, pues ya no tendría que preocuparse ni de
la vida ni del dinero. En su mochila, cuando fue detenido, llevaba una botella
de Jack Daniel’s, con la que pensaba brindar tras el asesinato.
Sus
padres asistieron a escuchar el fallo junto a él, que se mostró impasible al
saber que de entrada le esperan dos décadas en prisión. Se encuentran desolados
y superados por lo ocurrido y han pedido a la prensa que respete su privacidad.
El viudo de Ann Maguire calificó el crimen de «acto de cobardía diabólico».
Algunos compañeros de clase aseguraron en la vista que les dijo que quería
matar también a otros dos profesores, entre ellos una maestra embarazada.
ABC de España
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