lunes, 3 de noviembre de 2014

VIOLENCIA EN LAS ESCUELAS


«Su falta de arrepentimiento es escalofriante», lamenta el juez, que ha desvelado su identidad
Will Cornick, el niño de 15 años que el pasado abril mató a cuchilladas en plena clase a su profesora de español, Ann Maguire, de 61 años, en un colegio católico de Leeds, se pasará probablemente el resto de sus días en la cárcel. Con una rapidez que sería poco usual en España, la justicia inglesa ha resuelto en poco más de seis meses el primer asesinato de un profesor por parte de un alumno en plena clase en la historia de la educación secundaria del Reino Unido. El juez afirma que el asesino ha mostrado «una escalofriante falta de remordimiento» y lo ha condenado a 20 años de prisión, «aunque es bastante posible que no salga nunca», ha añadido. El magistrado ha accedido también hoy, al tiempo que comunicaba el fallo, a desvelar la identidad y la imagen de Will Cornick, de 16 años, que tenía uno menos cuando cometió el crimen. El fiscal ha señalado que el adolescente presenta «tendencias psicóticas y sentía placer por matar».
 «Mirada impasible»
Los hechos ocurrieron el pasado abril en el Corpus Christi, un colegio católico de Leeds, al norte de Inglaterra. La profesora Ann Maguire, que impartía clases de español, llevaba 40 años en el centro y sopesaba ya jubilarse, se encontraba inclinada sobre una mesa corrigiendo la tarea de una alumna. Cornick se acercó por detrás y la apuñaló en el cuello y la espalda con un cuchillo de cocina largo. El asesino, que era más alto y corpulento que la víctima, una mujer de complexión delgada y ojos claros, continuó persiguiéndola y apuñalándola mientras ella intentaba huir por el aula, con los otros escolares como aterrados testigos. En total fueron siete cuchilladas. La maestra consiguió alcanzar el pasillo mal herida y otra profesora, que se acercó alertada por los gritos de los alumnos, la refugió en aula continua, presionando con su cuerpo contra la puerta para evitar la entrada de Cornick. La rescatadora, que lo vio marcharse por un ventanuco de la puerta, rememoró en el juzgado «su mirada impasible» mientras se alejaba.
 El homicida volvió al aula, se sentó impertérrito y dijo que «es una pena que no esté muerta». Luego añadió que empezaban «los buenos tiempos» y que había tenido «un subidón de adrenalina». Cuando más tarde lo entrevistó el psiquiatra se declaró orgulloso» de su brutalidad. «Era matar o morir, no tenía otra elección que matarla o el suicidio». La profesora fue recogida rápidamente en una ambulancia, todavía con vida, pero murió a la hora de llegar al hospital. Veteranos de la Policía de Leeds contaron que nunca habían visto heridas con tanta saña en su carrera en el cuerpo.
 La pena mínima por asesinato son doce años. Pero el juez ha impuesto 20 por mediar los agravantes de la premeditación, el hecho de que el crimen se cometió en público y frente a niños, traumatizados por lo que vieron, el «dolor extremo» que sufrió la víctima y la ausencia total de remordimiento.Will Cornick, que sacaba buenas notas, vivía con su madre y un hermano mayor en un chalet pareado a kilómetro y medio del colegio. Sus padres se divorciaron en 2003, cuando él tenía cuatro años. Durante largo tiempo fue un alumno modelo, «amigable y entusiasta». Pero su carácter cambió a raíz de que le fue diagnosticada una diabetes, pues temía que le impidiese cumplir su ilusión de ser militar. Desde entonces solía decir que «la vida es una jodida mierda». Cornick dio aviso en su círculo más próximo de sus intenciones. El Fin de Año pasado comentó en Facebook a sus amigos que odiaba a la profesora y quería matarla «de manera brutal». «Se merece más que la muerte, más que el dolor y más que cualquier cosa que podamos imaginar», escribió a sus compañeros más allegados. También les dijo que si luego tenía que pasarse el resto de su existencia en la cárcel estaría bien, pues ya no tendría que preocuparse ni de la vida ni del dinero. En su mochila, cuando fue detenido, llevaba una botella de Jack Daniel’s, con la que pensaba brindar tras el asesinato.
Sus padres asistieron a escuchar el fallo junto a él, que se mostró impasible al saber que de entrada le esperan dos décadas en prisión. Se encuentran desolados y superados por lo ocurrido y han pedido a la prensa que respete su privacidad. El viudo de Ann Maguire calificó el crimen de «acto de cobardía diabólico». Algunos compañeros de clase aseguraron en la vista que les dijo que quería matar también a otros dos profesores, entre ellos una maestra embarazada.
ABC de España


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