martes, 1 de mayo de 2012

LOS SALFATES DEL AYER


MUÑOZ FERRADA.
EL "SALFATE" ERUDITO QUE PREDECIA LOS TERREMOTOS DE ANTAÑO


Fallecido en octubre del 2001, la prensa le atribuye al popular el haber predicho el terremoto de Chillán de 1939 y el de la zona central de 1985 que, irónicamente, destruyó su casa observatorio de Villa Alemana. Para él, los sismos se relacionan con movimientos del cosmos y no de placas terrestres.

Cualquier persona que supera cuarenta o cincuenta y tantos años, recordará la frase, lanzada con un cigarro en la mano y voz aguardentosa: “Aquí, desde su observatorio en Villa Alemana, a 104 kilómetros de Santiago de Chile, informa el astrónomo Carlos Muñoz Ferrada. Anote, y por favor, no me cambie nada porque yo soy el astrónomo y el responsable de lo que digo...”.

En Chile, donde la naturaleza indomable juega un rol protagónico en el imaginario nacional, los terremotos y desastres siempre han sido tema de interés. Y desde que existen los medios de comunicación masivos, los personajes que se aventuran a predecirlos o, al menos, explicarlos siempre han gozado de micrófonos y fama, así como de fanáticos y detractores.

Formado como astrónomo y metereólogo en la Armada, Muñoz Ferrada mostró desde pequeño una fascinación por lo inexplicable en la naturaleza, según relata un artículo del Mercurio de Valparaíso publicado el día en que murió, en octubre de 2001. Preguntas consideradas como “tontas” por su profesor, como “¿Porqué el sol se ve tan raro y calienta tan poco?”, le valían la expulsión de la sala en su colegio en Linares, cuando apenas tenía 7 años.

TEORÍA GEODINÁMICA

“Los terremotos son causa de cambios gravitacionales, no convencionales. No antojadiza de placas, que es nada más que una hipótesis, pero nada concreto”, decía el astrónomo en una entrevista otorgada a UCV TV en los años 80.

Poco menos de medio siglo antes, en diciembre de 1938, en una conferencia en Concepción, anunciaba que el 24 de enero de 1939 habría un terremoto, hecho que desató tanto pánico como incredulidad.

Dicho y hecho, esa misma fecha se registraba un sismo que tuvo como consecuencia un saldo de entre 20 mil y 30 mil muertos, además de cambios en la geografía de la zona. Otra consecuencia fue que Muñoz Ferrada saltase a la fama, junto con su teoría de la “geodinámica”.

Esta pseudociencia se basa en la atracción que ejercen los cuerpos celestes entre ellos y en fenómenos espaciales como las grandes explosiones solares que, según el astrónomo, tienen consecuencias en la dinámica de la tierra, incluyendo cambios en el clima, terremotos y erupciones volcánicas. Todos fenómenos que, según Ferrada, se pueden predecir.


Con esas ideas en mente armó en 1948 su hogar-laboratorio en Villa Alemana. Se trataba de un despacho con instrumentos de medición artesanales, elaborados por él mismo. A ello sumaba los conocimientos adquiridos en sus viajes a China y Japón y su tesis de los volcanes submarinos.

Se trataría del “Oroya” y el “Layod”, ubicados a 20 kilómetros de la Papudo. La existencia de estos no ha sido registrada ni confirmada por la armada. Sin embargo, basta recordar que el último sismo, que dejó a todos los habitantes de la zona central tuvo su epicentro, justamente, cerca de este sitio. Todo calza ¿O no?

EL SINSENTIDO DE PREDECIR


Claudio Sola López, alias “Profesor Nostradamus”, era periodista y constituía la dupla de Muñoz Ferrada. Uno en la prensa y el otro desde su laboratorio hechizo, anunciaban desde sismos hasta fenómenos climáticos, que se cumplían con cierta regularidad y con mayor o menor puntería.

El mismo Profesor Nostradamus, que falleció en 2010, creía fervientemente en diferentes formas de predecir catástrofes. Sin embargo, en un artículo del Mercurio de Valparaíso, contaba una anécdota que avala el sinsentido de la predicción.

“Una vez anuncié, guiándome por la teoría de Muñoz Ferrada, un temblor fuerte para un 8 de julio. Un auditor de la Radio Portales me vino a decir que, por favor, no anunciara más calamidades porque su señora no dormía esperando el temblor. El temblor ocurrió, pero yo tuve que jurarle a la señora que no iba a ocurrir...”, escribía el Profesor.

“¿Para qué sirve anunciar los temblores, mi amigo? Para nada. ¿Qué precauciones tomar? Al revés, la población se asusta”, es la conclusión de un maestro cuyo apodo es nada menos que Nostradamus.


Fuentes: La Nación 1 de 2012
por Felipe Castro –

Foto http://chile-catastrofes-tragedias.blogspot.com / TVN


































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