Miles de personas llegan a los sitios arqueológicos a observar las maravillas de las antiguas civilizaciones o a "recargarse de energía".
Ciudad de México.- En cada equinoccio, decenas de miles de personas llegan a los sitios arqueológicos mexicanos a observar las maravillas de las antiguas civilizaciones o a "recargarse de energía", en un ritual que obliga a los arqueólogos a multiplicar esfuerzos para proteger las pirámides milenarias.
El equinoccio de primavera se producirá el domingo 20 a las 17:21 (23:21 GMT) y marcará la entrada de esa estación en el hemisferio norte. El Sol se ubica en el plano del ecuador y el día dura lo mismo que la noche.
Los pueblos prehispánicos conocían bien estos fenómenos y construyeron sus edificios en función de ellos, porque les marcaban los tiempos propicios para las cosechas, las guerras, las coronaciones.
En Chichen Itza, en la península de Yucatán, la sombra de una serpiente formada por triángulos de luz invertidos desciende por la escalera de la pirámide de Kukulkán. En Dzibilchaltún también en Yucatán, el Sol se posa en la Casa de las Siete Muñecas.
Sitios como Teotihuacán, Palenque, Cuicuilco o Monte Albán reciben una afluencia masiva entre el 20 y el 21 de marzo. Amantes de la arqueología y peregrinos místicos coinciden en los vestigios de las grandes culturas prehispánicas.
Según los especialistas, las aglomeraciones producen cargas excesivas para las pirámides que pueden deteriorarlas, por lo cual desde hace un tiempo se han impuesto restricciones al ascenso, algunas de manera permanente como en Kukulkán y otras específicamente para esta fecha, como en la Pirámide del Sol de Teotihuacán.
Las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) alistan para el fin de semana un operativo para minimizar los daños y evitar accidentes, ordenando el flujo de visitantes y limitando las zonas a las que se puede subir, así como el uso de anafres (hornillos) y otros objetos para ceremonias.
"El INAH no tiene un área de asuntos místicos todavía. Evidencias científicas en torno a las energías y esas cosas que pululan mucho en esta época de ’new age’ no hay. Pero aunque no somos expertos en energías, lo que sí somos expertos es en materia de patrimonio cultural prehispánico", dijo a la agencia dpa el director de medios del organismo, Julio Castrejón.
Cuenta Castrejón que hace tres décadas comenzó a fomentarse la idea de que el 21 de marzo era "un día especial para recargarse de buena vibra y energía y ahí empezó el reventón (jolgorio)".
Algunas culturas indígenas acostumbran desde siempre a celebrar rituales asociados al equinoccio como lo hacían sus antepasados, pero "esto no era masivo ni con fines de carga de energía, sino rituales propios de comunidades muy específicas".
En los últimos años el número de visitantes ha ido disminuyendo, en gran parte por las campañas para generar conciencia impulsadas por los encargados de velar por el patrimonio histórico, que invitan a visitar los sitios en otra fecha o ir a los menos concurridos. El año pasado 70.000 personas visitaron el sitio arqueológico de Teotihuacán, unos 50 kilómetros al noreste de Ciudad de México, para el equinoccio de Primavera. En años anteriores habían ido de 100.000 a 200.000 personas.
En Teotihuacán no se permitirá subir hasta la cúspide de la pirámide del Sol, un espacio reducido a 63 metros de altura, sino solo se podrá ascender hasta el tercer cuerpo del monumento. Para las antiguas civilizaciones, las vinculaciones de los conjuntos arquitectónicos y el mapa astronómico servía para medir el tiempo y tenía que ver con su supervivencia.
"Realmente el fenómeno astronómico se da el domingo 20 de marzo alrededor de las 17 horas, un poquito más, y no el día 21. Y finalmente si estás parado sobre el planeta Tierra la energía te va a caer en algún momento. No es necesario ir a la pirámide a cargarse de energía", afirmó Castrejón.
Fuente: DPA
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