ABRE EL CORÁN Y LEERÁS LA BIBLIA
Dos jóvenes holandeses disfrazan una
Biblia de Corán y leen algunos de sus pasajes más impactantes en una calle de
La Haya
"Una mujer debe aprender en
silencio y total sumisión", gustan sentenciar los fieles al autodenominado Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés).
"No permitas que la mujer enseñe... Tendrás que cortarle la mano... ¡No la
perdones!", clamarían, a modo de orden, alegando que así lo recomienda el
Corán a los buenos musulmanes.
Sin embargo, estos pasajes no
corresponden al libro sagrado del Islam, sino a la Biblia. Hoy, nadie lo diría;
no, al menos, las personas que los han leído en una calle de La Haya (Países
Bajos). Lo han descubierto Sacha Harland y Alexander Spoor, dos jóvenes
holandeses que han decidido llevar a cabo un experimento con la intención de averiguar si la gente de a pie
tiene prejuicios contra los musulmanes (aunque sea inconscientemente).
Para ello, han cambiado la tapa de
una Biblia por la de un Corán y, cámara y micrófono en mano, han leído algunas
de sus consignas a personas elegidas al azar que se encontraban por esta ciudad
holandesa. "Tras los ataques de París percibimos que aumentaba la tensión
entre la gente en sus conversaciones del día a día -comentan a EL MUNDO los
autores del experimento- Facebook parecía estar lleno de mensajes de odio hacia
los musulmanes".
Con la intención de probar su teoría,
han mostrado a los viandantes consignas tales como "Si dos hombres se acuestan juntos, a los dos tendrá que
dárseles muerte". Como esperaban, todos sus 'sujetos' las
han condenado y algunos han llegado incluso a justificar que "ellos (los
musulmanes) son así".
"Está en la naturaleza de las
personas buscar una vía de escape cuando surge un problema, especialmente
cuando nadie parece capaz de asumir responsabilidades -explican Harland y
Spoor-. En el caso del Estado Islámico, los musulmanes son un blanco fácil
porque los leales a él han propagado la idea de que son musulmanes que hacen
realidad la voluntad de Alá".
"Nadie se dio cuenta de
que estaban leyendo la Biblia antes de que se lo revelásemos", cuentan. De ahí la sorpresa de todos y sus reflexiones
varias al conocer que, efectivamente, existen prejuicios a la hora de hablar
del Islam. "Tiene mucho que ver con los medios", se defendía una
mujer.
En vistas de los resultados del
experimento, sus autores coinciden en que "todos somos parte del 'problema
de los prejuicios'. Esto suena mal, pero si es cierto significa que también
podemos ser parte de la solución". Ponen de relevancia, para poner en
práctica esta solución, el papel de los medios de comunicación: "Es muy
importante mantener vivo este debate, así como que los medios ofrezcan al
público suficiente material para avanzar en la discusión y para que pueda sacar
sus propias conclusiones". El Mundo
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