Foto: Soldados prisioneros alemanes capturados en Anzio (Italia)
EL
BONDADOSO SOLDADO NAZI QUE SALVÓ LA VIDA A UN MILITAR ALIADO
Arthur Attenborough logró sobrevivir
después de recibir los cuidados de un alemán. Ahora, ocho meses después de su
muerte, su familia ha criticado duramente al hospital en el que falleció por
mala praxis
Es imposible asociar a los temibles
soldados nazis con la bondad. Sin embargo, el sargento Arthur Attenborough fue
la prueba viviente de que, bajo todo símbolo (incluso la esvástica) se puede
econtrar una persona humana. Y es que, después de ser herido y capturado
durante la batalla de Anzio, este británico recibió los cuidados de un militar
germano que, tras salvarle la vida, le dejó en libertad cerca de una unidad
aliada. Todo un hito que hace posible ver el lado más humano de los crueles
hombres que, en su día, trataron de dominar el mundo a base de sangre y fusil.
La historia de Attenborough ha permanecido
oculta en el tiempo desde hace años. Sin embargo, ha vuelto a salir a la luz
esta misma semana después de que su familia haya cargado duramente contra el
servicio británico de salud. ¿La razón? Afirman que este veterano falleció el
pasado octubre debido -entre otras causas- a que se cayó al suelo de forma
brusca hasta ocho veces mientras estaba bajo la supervisión de los enfermeros
en dos hospitales ingleses. Cuando acabó su vida, el antiguo militar contaba 98
años.
El soldado bondadoso
Originario de Gran Bretaña, Attenborough se
alistó en la Guardia de Granaderos en 1933, cuando apenas contaba 17 veranos a
sus espaldas. Tras hacerse un hueco en el ejército y demostrar su valía, los
siguientes años los pasó como instructor asegurándose de que los nuevos
combatientes eran un portento físico y sabían meter una bala entre el pecho y
la espalda de sus enemigo. «Al principio de la guerra todavía estaba entrenando
soldados. Veía salir a cientos de ellos de su hogar sabiendo que no volverían.
Después fui destinado a África», explicaba él mismo en una entrevista posterior
al diario «Derby Telegraph».
Sin embargo, su tranquilidad terminó cuando
fue destinado a Anzio, una región italiana en la que las tropas aliadas
desembarcaron en 1944. Allí fue herido de gravedad. «Estaba caminando con mi
rifle cuando una bala me hirió. Mi brazo quedó gravemente dañado y el rifle
salió disparado», explicaba el soldado. Tan precaria vio la situación que,
cuando se percató de que los alemanes se disponían a atacar, ordenó a sus
hombres que le dejasen allí y se retiraran. Ellos obedecieron. «No tenía ni
idea de lo que iba a pasar después de aquellos», señalaba nuestro protagonista.
Minutos después varios alemanes le
encontraron en una zanja, desarmado y con el brazo gravemente herido.
Attenborough ya se veía fusilado allí mismo cuando uno de los germanos se
adelantó y le dijo: «Voy a cuidar de ti». En los minutos siguientes, le puso
una inyección de anlgésico, le limpió la herida y se la vendó. Posteriormente,
le dejó descansar hasta que el británico se sintió recuperado y, finalmente, le
dejó en libertad cerca de un campamento aliado. El militar nunca supo el nombre
de su salvador, ni por qué había hecho aquello, pero le estuvo eternamente
agradecido por ello.
Una muerte injusta
Tras regresar a su hogar, los años
siguieron pasando para Attenborough al que, con la llegada de la vejez, le
empezaron a fallar los ojos y los huesos. Una desagradable combinación que hizo
que, en 2014, se cayera en Derby mientras regaba su jardín y se fracturase la
cadera izquierda. En principio, y según ha determinado su familia en
declaraciones recogidas por el «Daily mail», aquello no hubiera supuesto una
dolencia más grave de lo normal si no hubiese sido porque, en los dos
hospitales en los que fue atendido después de someterse a una operación, se
cayó hasta ocho veces debido a sus cataratas. Todo ello, bajo supervisión de
los enfermeros.
En una de aquellas caídas el anciano, de 98
años, se rompió la otra cadera y, al poco, su estado (sumamente débil) le hizo
contraer una neumonía que acabó con su vida el pasado octubre. Ahora, su
familia cree que sus continuos accidentes se debieron a la negligencia de los
servicios médicos, por lo que han criticado duramente al servico británico de
salud.
«No es un final apropiado para un veterano.
Es una vergüenza. Nadie le cuidó. Nunca recibió la bienvenida de un héroe, lo
único que consiguió fue ser ignorado. Creo que fue debido a su edad, era viejo
y todo el mundo pensaba que no hacía falta molestarse en cuidarle», explica su
hijo al diario británico. Por su parte, la fundación de hospitales británicos
ha admitido su responsabilidad y ha pedido disculpas a la familia. ABC
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