LA MOMIA GUANCHE
MEJOR CONSERVADA REVELA SU ÚLTIMO SECRETO
Los restos fueron encontrados en una cueva del barranco
de Herques en Tenerife en 1763 de cuantas han llegado hasta nuestros días, la que se
exhibe desde 2015 en la sala de Canarias del Museo Arqueológico Nacional (MAN),
acaba de revelar uno de sus últimos secretos tras dos siglos y medio mudándose
de museo en museo en Madrid: tiene 850 años.
El MAN publica en su último boletín la primera datación
con Carbono 14 que se realiza de estos restos humanos desde que en 1763 fueron
recuperados de una cueva del barranco de Herques, en Tenerife, y llevados a la
corte de Carlos III precisamente para mostrar a la sociedad madrileña la
asombrosa destreza que los guanches habían desarrollado en la preservación de
los cadáveres.
Desde entonces, ha pasado por la casa del regidor
Francisco Javier Machado (1764), el Museo de Antigüedades de la Real Biblioteca
(1766), el Real Gabinete de Historia Natural (1771, luego redenominado Museo de
Ciencias Naturales, 1815), el Museo Nacional de Antropología (1910) y el Museo
Arqueológico Nacional (2015). Incluso fue llevada a la Exposición Universal de
París de 1878.
Sin embargo, hasta ahora no había sido datada de una
forma fehaciente. Un estudio encargado por el MAN al Centro Nacional de
Aceleradores de Sevilla a partir de dos muestras de tejido tomadas en un hombro
de la momia revela que ese varón guanche murió con toda probabilidad entre los
años 1154 y 1260 de nuestra era.
Esa datación, le otorga unos 850 años de antigüedad, con
una margen de error de 30 años arriba o abajo, una cifra muy similar a la que
se ha obtenido en otras dataciones de momias guanches realizadas en la última
década: 850 años para la momia recuperada del barranco de Guayanje, 940 para
otra de La Orotava y 830 para la momia "NEC 2"del Museo Arqueológico
de Tenerife.
Esa fecha supone que tiene la mitad de edad de la momia
guanche más antigua de cuantas se conocen, una recuperada del barranco del
Infierno, en Adeje, y perteneciente a un individuo que murió a finales del
siglo III (1.665 años de edad de Carbono 14).
Sin embargo, esta momia del barranco de Herques no es
célebre por la antigüedad que se le suponía, sino por su excepcional
conservación, que era incluso evidente entre los cerca de mil cuerpos de
antiguos guanches que descansaban en su misma cueva cuando fue descubierta,
según escribió el naturalista José de Viera y Clavijo en 1772, solo ocho años
después de su envío a Madrid.
El traslado de este cuerpo guanche del Museo Nacional de
Antropología al de Arqueología en 2015 fue seguido de una batería de estudios
que han arrojado luz sobre quién era ese individuo y sobre los entresijos del
proceso utilizado por los guanches para conservar los cadáveres (o
"xaxos"), al que denominaban "mirlado".
Gran parte de los hallazgos obtenidos gracias a esos
estudios ya han sido publicados hace tiempo, pero el boletín del MAN los resume
ahora en tres artículos dedicados a esta momia de Tenerife.
Se trata de un varón adulto que murió entre los 35 y 40
años, de 1,62 metros de altura, con toda su dentadura conservada, sin ningún
desgaste ni caries, con "rasgos negroides" y manos que no delatan que
hubiera realizado trabajos físicos duros.
Por su parte, el TAC que se realizó a ese cuerpo para
comprobar cómo se encontraba por dentro desveló que no se le extrajeron las
vísceras para momificarlo y que incluso conserva el cerebro, lo que contradice
algunas crónicas históricas castellanas que cuentan cómo era el proceso de
mirlado. EFE
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