CARTA DE
EINSTEIN EN QUE CUESTIONA LA EXISTENCIA DE DIOS ES VENDIDA EN CASI 2 MIL
MILLONES DE PESOS
Una
carta escrita a mano por Albert Einstein en la que el físico pone en duda la
existencia de Dios fue vendida el martes en Nueva York en 2,89 millones de
dólares (mil 940 millones de pesos chilenos), en una subasta organizada por
Christie’s.
Se trata
de un nuevo récord para una carta del ganador del premio Nobel de Física
(1921). El precio es además bastante superior al que había sido estimado para
el documento, de entre 1 y 1,5 millones de dólares (670 millones y mil millones
de pesos).
En marzo
de 2002, una carta dirigida en 1939 a Franklin D. Roosevelt, entonces
presidente de Estados Unidos, advirtiendo sobre proyectos atómicos alemanes,
había sido comprada por 2,1 millones de dólares (mil 410 millones de pesos).
En la
carta vendida el martes, fechada en 1954 y escrita en alemán al filósofo judío
alemán Eric Gutkind, refuta cualquier creencia religiosa.
“La
palabra Dios no es para mí nada sino la expresión y el producto de la debilidad
humana, la Biblia una colección de leyendas venerables pero aún bastante
primitivas”, escribe el físico alemán cuyo nombre es sinónimo de genio, desde
la Universidad de Princeton, en Nueva Jersey, un año antes de su muerte en
abril de 1955.
“Ninguna
interpretación, no importa cuán sutil, puede (para mí) cambiar nada de esto”,
agrega en la carta de una página y media el físico que alcanzó la fama con su
teoría de la relatividad.
Antes,
la carta fue ofrecida en subasta en 2008, y comprada por un coleccionista
privado por 404.000 dólares (270 millones de pesos), dijo Christie’s.
Hijo de
judíos askenazí, Einstein huyó de Alemania a Estados Unidos a los 54 años, tras
la llegada de Adolf Hitler al poder. En su carta asegura que el judaísmo no es
superior a otras religiones y que los judíos no son el pueblo elegido.
“Para mí
la religión judía es, como todas las otras religiones, una encarnación de la
superstición primitiva”, escribe Einstein a Gutkind, autor del libro “Escoger
la vida: la llamada bíblica a la rebelión”.
“Y el
pueblo judío, al que con mucho gusto pertenezco, y en cuya mentalidad me siento
profundamente anclado, aún para mí no tiene ningún tipo de dignidad diferente
de los otros pueblos”, dice el físico.
“En mi
experiencia, no son de hecho mejores que otros grupos humanos, incluso si están
protegidos de los peores excesos por una falta de poder. De otra forma no puedo
percibir nada ‘elegido’ sobre ellos”, continúa.
Por Camilo Suazo
Biobiochile
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