Imagen promocional de una obra musical sobre los mormones representada en Nueva York
HACE QUINCE AÑOS SE
INTENTÓ INSTAURAR LA FIGURA DEL «DEFENSOR DEL PUEBLO CONTRA EL PORNO»
La reciente declaración oficial de la pornografía como
un «peligro para la salud pública» en el estado de Utah es el último episodio
de una batalla agitada por la iglesia mormona desde hace años
El mundo es un lugar enfermo, según los legisladores de Utah. Enfermo de
pornografía, se entiende. El año pasado los humanos pasamos 4.392 millones de
horas mirando porno, según las estadísticas de uno de los portales líderes del
sector, Pornhub.
Para desgracia de los representantes del pueblo de Utah, EE.UU. lidera todas
las estadísticas: acapara el 41% de las horas dedicadas al contenido adulto en
todo el mundo y es el primero en páginas vistas por persona, con 161. Incluso
en 2009, un estudio situó a Utah como el estado con mayor porcentaje de
suscriptores a canales de porno (sin embargo, Pornhub sitúa al estado entre los
que tienen el ratio más bajo de páginas vista por persona el año pasado).
Con estos números, si se considera el
porno algo perjudicial, estamos ante una epidemia de proporciones bíblicas. Y
así lo creen los legisladores de Utah, que esta semana han aprobado una
declaración del porno como «un peligro para la salud pública». Según los
representantes del Senado y de la Cámara de Representantes del estado, la
pornografía «conduce a un amplio espectro de impactos a la salud pública e
individual y a daños sociales».
La resolución hace un llamamiento para que se aprueben reformas
legislativas y más educación e investigación en el asunto para «hacer frente a
una epidemia pornográfica que hace daño a los ciudadanos de Utah y del resto del
país».
El gobernador de Utah, Gary Herbert, dio el visto bueno a la
declaración, que fue aprobada por unanimidad en ambas cámaras. «Es una
afirmación valiente con la que no estará de acuerdo todo el mundo, pero una
completa verdad», dijo en Twitter tras firmarla.
TAN ADICTIVO COMO EL TABACO
La idea de la declaración es del senador estatal republicano
Todd Weiler, que la propuso a las cámaras a comienzos de este año. «Yo creo que
la pornografía hoy es como el tabaco hace setenta años. Entonces, había gente
que decía que el tabaco no era adictivo y que no era perjudicial», aseguró a
«The Salt Lake Tribune» cuando presentó la declaración. «Está afectando a los
matrimonios, a las relaciones, y al final si alguien se divorcia eso también
afecta al Gobierno, porque acaba habiendo más mujeres y niños con ayuda del
estado, entre otras cosas», añadió.
Tras la aprobación, Weiler reconoció que la declaración no tiene
efectos jurídicos, y que ni prohíbe el porno en el estado ni destina ninguna
partida a combatirlo. La intención es ayudar a las familias y compañías a que
hagan «lo correcto».
La declaración solo es el último
episodio de una guerra al porno emprendida por grupos ultraconservadores en
EE.UU., y que tiene entre sus principales agitadores a miembros de la Iglesia
de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Los mormones
son el grupo religioso predominante en Utah, donde cerca del 62% de la
población profesa esta religión. Herbert, Weiler y muchos otros legisladores
son mormones.
Los mormones son el 62%
de la población en Utah y muchos legisladores son de esa confesión
Hace quince años, Utah ya intentó atajar la expansión del porno
con otra iniciativa pintoresca: un «ombudsman» o defensor del pueblo contra el
porno. La figura estaba dedicada a tramitar y gestionar quejas ciudadanas por
«obscenidad y pornografía». Se le llegó a apodar como el «zar del porno», pero
solo duró dos años.
En Utah también está el origen de la organización «Pelea contra
la Nueva Droga» (FTND, en sus siglas en inglés), responsable de campañas como
«El porno mata el amor», con la que llenaron San Francisco de carteles
publicitarios con este mensaje y que tienes jóvenes activistas repartidos por
campus de todo EE.UU. Sus fundadores, Clay Olsen y Ryan Werner, son mormones,
pero aseguran que la organización no está relacionada con esta iglesia y que la
pornografía es un asunto que va más allá de creencias personales.
FTND cultiva una imagen fresca y juvenil, que les ha valido para
acumular 1,2 millones de seguidores en Facebook. Su denuncia de que el porno es
un problema de «salud pública» no tiene que ver con la religión y se basa,
aseguran, en cientos de estudios científicos.
El jefe de estudios de FTND, Jason
Carroll, es profesor de Matrimonio y Estudios Familiares de la Universidad Brigham Young (BYU), de donde provienen muchos de
los estudios que citan los cruzados contra el porno. Brigham Young es una
universidad mormona -su misión es «ayudar a los individuos en su búsqueda de la
perfección y la vida eterna»- y su nombre se debe al segundo líder de la
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, fundador de Salt Lake
City y quien guió a los primeros mormones hasta aquellas tierras áridas de
Utah.
Los defensores de la declaración contra la pornografía aseguran
que es además una manera de disminuir los ataques sexuales. Entre ellos también
hay no mormones, como Pamela Atkinson, que preside la Coalición de Utah contra
la Pornografía. Según ella, el 82% de quienes cometen crímenes sexuales
empezaron viendo porno. Lo mismo aseguraba al «Salt Lake Tribune» otro profesor
de BYU, Brian Willoughby.
LA PORNOGRAFÍA COMO ENFERMEDAD
La idea de la pornografía como un problema de salud, como algo
adictivo -otra de las ideas de la declaración- o como un trastorno mental está
muy lejos de tener el beneplácito de la comunidad científica. «No hay ninguna
organización reputada y basada en estudios científicos que haya etiquetado la
pornografía como una crisis de salud pública», aseguró la Coalición para la
Libertad de Expresión. «Las conclusiones que se pueden sacar de los estudios
científicos son muy limitadas», apuntó a ‘The Atlantic’ David Hill, de la Academia
Americana de Pediatría. La adicción al porno no forma parte del Manual de
Diagnóstico y Estadística de las Enfermedades Mentales de EE.UU. y los intentos
por introducir en él la adicción al sexo han sido rechazados varias veces por
falta de soporte científico.
Para algunos, la declaración antiporno de los legisladores de
Utah es «hipócrita», en un estado donde la educación sexual en los colegios
brilla por su ausencia y en el que se han disparado los índices de embarazos no
deseados y de enfermedades de transmisión sexual. Así lo consideró un editorial
del periódico local «Standard Examiner», que criticó que «los esfuerzos por
establecer un programa de educación sexual completo en los colegios de Utah fue
derrotado con rotundidad por un comité de la Cámara de Representantes. Los
legisladores se lavan las manos cuando hay que ayudar a los niños a formarse
sobre sexo pero les parece que tiene que pronunciarse sobre la pornografía».
Además de la declaración del porno como «peligro para la salud
pública», los legisladores aprobaron una ley que obliga a las empresas de
informática que reporten a las autoridades cuando encuentren pornografía
infantil en los ordenadores de sus clientes. ABC
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