"EL
MISTERIO DEL COJO DE CALANDA" SE REBAUTIZA COMO EL "PÍCARO DE
CALANDA"
"El milagro del
cojo de Calanda. La génesis de un mito" es el nuevo libro de los
escritores Ángel Briongos y Antonio Gastón. Cientos de páginas donde se
resuelve el milagro desenmascarando al pícaro Miguel Pellicer que, al parecer,
nunca le fue amputada la pierna. A la presentación han asistido Javier Sierra y
José Luis Corral.
Zaragoza (España) La palabra cojo se ha sustituido por la de pícaro durante la
presentación del libro “El milagro del cojo de Calanda. La génesis de un mito”,
de los escritores Ángel Briongos y Antonio Gastón. El evento ha contado con la
presencia de los escritores Javier Sierra y José Luis Corral.
Un libro lleno de historias de manipulaciones, de textos mal interpretados,
de documentos ocultos a la espera de ser descubiertos, de libros robados, de
una exhumación secreta o de pactos de silencios que reescriben la historia de
un acontecimiento muy importante en el siglo XVII para Aragón.
Un estudio completo que muestra el proceso que se llevó a cabo para
demostrar que a Miguel Pellicer se le amputó una pierna y después la Virgen se
la volvió a restituir, en tal mal estado como cuando la perdió. Un proceso
lleno de “irregularidades” y “manipulaciones” en los testigos, la investigación
y la recogida de información, ha asegurado Sierra.
Una investigación que, además de revisitar el famoso milagro, presenta
documentación inédita que desmiente lo mantenido en 1640 por Miguel Pellicer y
el vicario de Calanda.
Para Corral no se trata de una novela ni de un relato que esté hecho “para
leer tranquilamente”, sino para “desentrañar todo ese conjunto de marañas”, ya
que se trata de un milagro “muy conocido pero mal conocido”.
Unos hechos que despertaron el interés de sus autores haciendo que ambos se
unieran para investigar. Gastón ha asegurado que fueron “hasta el principio de
las fuentes para ver las alteraciones”. Ambos visitaron el Colegio de Notarios,
el archivo diocesano o al presidente de la Audiencia entre otros.
Un libro que recoge numerosas conclusiones para demostrar que “a Miguel
Pellicer nunca se le amputó la pierna, la simuló y después se presentó con la
pierna chamuscada”, que el cabildo del Pilar “se apropió de la propaganda bajo
la sospecha” o que el cuerpo que se desenterró “no tenía pruebas de ningún
milagro”.
Un ejemplar de "El milagro del Cojo de Calanda" - La génesis de un mito
en las dependencias del IIEE de Chile
Agradecemos a sus autores la gentileza de enviarnos este trabajo escrito
ANTONIO GASCÓN
Y ÁNGEL BRIONGOS dijo
José Antonio Arbiol, triste licenciado en historia del arte y fotógrafo
frustrado, metido en berenjenales de blogs y rincones similares, sin obra
publicada en papel , y “votado” últimamente de la Wikipedia “por carecer de
falta de “verificalidad” o “por violar la política de autopromoción” de la
propia Wiki, de la que se tuvo que retirar avergonzado, y con el rabo entre las
piernas, al ser incapaz de hacer una buena semblanza biográfica de Vicente
Allanegui o de Juan Sesé Balaguer, ahora nos ha salido crítico histórico-literario
de altos vuelos, arrogándose el derecho de impartir títulos académicos, o de
difamar opinando de algo para lo cual debe haber recibido el afrentoso título
de domini canis, al pretender ser la única voz de Calanda o de la Iglesia,
siguiendo fielmente a determinados personajes eclesiásticos, a los cuales a
fusilado en sus comentarios, y sin citarlos, es de suponer que en busca de
buenos padrinos que lo lleven a la gloria, pero sin valor de dar la cara en
directo, y ha tenido tres ocasiones. Un ejemplo de que así no se sale de la
miseria esparciendo bilis o mala leche, desde la impunidad de un ordenador, o
que de escupir al cielo te cae en la cara, y más aún cuando se miente, sin
pensar que al final te pasaran cuentas, en la tierra y se supone que también en
el cielo…
JOSÉ ANTONIO
BIELSA ARBIOL dijo
No tanto un "ensayo de investigación" como un libelo difamatorio más
sobre el Milagro de Calanda, perpetrado por dos nulidades sin otro ánimo que el
de enturbiar el ambiente zaragozano con esta pseudo-investigación carente del
menor rigor analítico, tendenciosa desde la base y ofensiva por más de un
concepto. "Diez años" dicen los autores del embolado que han tardado
en perpetrar esta bazofia más propia de un diletante chapucero que de un
historiador consecuente. El excelente Tomás Domingo necesitó cincuenta años de
su vida para "verificar" lo incontestable. Pretender, "a estas
alturas de la Historia", jugar con un asunto de estas características, no
es cosa seria, sino vulgar necedad de espíritus entenebrecidos.
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