viernes, 25 de octubre de 2013

¿UNA BRUJA EN TIEMPO DE LA CONQUISTA?


INES DE SUAREZ 

(1507 - 1580) 

Según Gastón Soublette, filósofo, musicólogo y profesor en estética de la Universidad Católica de Chile, doña Inés de Suarez, personaje de gran presencia en los episodios de la  conquista de Chile por parte de los españoles, habría tenido facultades paranormales que las empleó en más de una ocasión en hechos puntuales cuando se desarrollaban enfrentamientos entre indígenas y europeos. Estas facultades habrían sido relacionadas con la magia negra y ciertos hechos históricos extraños que ocurrieron en aquellos años. Acontecimientos que nunca se han interpretado por estudios oficiales  bajo esta perspectiva. Estos hechos extraños tuvieron desenlaces inesperados para ambos grupos de combatientes.

Dicho comentario lo expresa Soublette, en la excelente revista cultural “El Dedal de Oro” dentro de un análisis que realiza del libro de la escritora chilena Isabel Allende, “Inés del Alma Mía”

Los estudios ortodoxos de ciertos episodios de la conquista, y sus cronistas añadidos, han dejado registrado episodios extraños en la conquista, que siempre han sido explicados bajo la participación de una divinidad o los santos ya conocidos de los españoles y sus credos religiosos, sólo quedaron impresas “la sorpresa y curiosidad”  bajo estos parámetros del entendimiento de la época. Soublette menciona entre otros una batalla ocurrida a los pies del cerro Huelen, (hoy Santa Lucía en pleno centro de Santiago) cuando una multitud de indígenas muy superior a los españoles avanzaba a una destrucción inminente del enemigo europeo.

Textual: Fue entonces que doña Inés subió el cerro hasta la cima y desde ahí hizo una invocación de gran poder que dio por resultado la aparición en los aires de un guerrero con armadura, escudo y lanza, quien, montado en un brioso corcel, arremetió contra las huestes aborígenes. Parece que los españoles no vieron al principio esta imponente figura ingrávida que avanzaba desde su retaguardia, porque no se explicaban por qué los indios, que ya cantaban victoria, comenzaron a huir del campo, aterrados. Sólo cuando el supuesto arcángel o apóstol Santiago, como después se dijo, pasó sobre sus cabezas persiguiendo a los mapuches, se percataron del "milagro"… Y tal sería la razón de por qué la capital de Chile se llama Santiago.

El fuerte carácter de Doña Inés de Suarez ha dado para todo, y es así como también se menciona que el acto  extremo de decapitar a varios jefes indígenas para hacer huir a los indígenas que sitiaban el fuerte español de Santiago. Acto que según este estudioso chileno, se mezcla la magia negra (con sacrificios humanos) y la actitud ofrecida en ese momento crucial de esta indomable mujer ante el acoso de los indígenas.

Como todo antecedente histórico es  arriesgado calificar hechos y acciones ocurridas hace cientos de años donde la mentalidad, las formas de ser y los intereses eran otros totalmente diferentes al tiempo presente. No cabe duda que cualquier conquista realizada bajo el yugo de las armas y sobre todo de los Dioses del momento es dañina y una cultura se come a la otra más pequeña o débil. Lo rescatable de todo esto, es que las perspectivas de estudios sean más amplia y la aportación presente sobre esta mujer española sea analizada bajo otras perspectivas, más modernas y libres de dogmas y trabas mentales.

Soublette termina su exposición:

Entonces, no cabe otra interpretación que la de la magia… Con lo cual quedaría una duda acerca de los fundamentos de nuestra ciudad capital identificada con el nombre que se le puso mediante una operación por la cual una fuerza maligna asumió la forma visible de un ángel de luz… Siempre nos quedaremos con la duda… Y queremos creer que, finalmente, Dios tuvo piedad de los habitantes de esta ciudad capital y los liberó de la mala onda que dejó en ella la bruja Inés de Suárez.

No hay duda que Doña Inés de Suarez, originaria de la ciudad de Plasencia, Extremadura, en España, dejo una huella en esta ciudad, para bien o mal... y todavía seguimos comentando su estadía en estas tierras.

Fuentes:

El Dedal de Oro Nº 53 y 54

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