ARROJARON TIERRA AL PASO DEL FERETRO DE PAUL SCHÄFER
Por Narayan Vila / La Nación
El cortejo estuvo formado sólo por el abogado del pederasta, José Luis Sotomayor, la hija adoptiva de Paul Schäfer, Rebeca, y cuatro personas más. El entierro se realizó en completo hermetismo y con fuertes medidas de seguridad en contra de la prensa.
“¡Asesino!” gritó un grupo de personas, mientras arrojaba tierra contra la carroza de Paul Schäfer. El ex jerarca de la desaparecida Colonia Dignidad fue sepultado en el sector C 17 del cementerio Parque del Recuerdo Cordillera en Puente Alto, en una lápida sin nombre.
“¡Asesino!” gritó un grupo de personas, mientras arrojaba tierra contra la carroza de Paul Schäfer. El ex jerarca de la desaparecida Colonia Dignidad fue sepultado en el sector C 17 del cementerio Parque del Recuerdo Cordillera en Puente Alto, en una lápida sin nombre.
Cerca de las 13:20 horas salió del oratorio del Hogar de Cristo, ubicado en Avenida Independencia, la carroza fúnebre que transportó los restos del ex jerarca de Colonia Dignidad hasta su destino final en el Cementerio Parque del Recuerdo Cordillera en Puente Alto. Paul Schäfer Schneider fue sepultado en el sector C 17 del cementerio en una lápida sin nombre.
El cortejo fue acompañado por el abogado del pederasta, José Luis Sotomayor; la hija adoptiva de Paul Schäfer, Rebeca, y cuatro personas más.
La ceremonia de sepultura se realizó en completo hermetismo y con fuertes medidas de seguridad en contra de la prensa.
Rebeca Schäfer encabezó la ceremonia que no contó con oración y en la que predominó el silencio de sus asistentes, además del repudio de las personas presentes en el cementerio.
Dos coronas de flores adornaron el féretro del torturador y pederasta, quien murió a los 89 de años en el Hospital Penitenciario de Gendarmería, debido a un paro cardíaco.
TRAYECTO FINAL
Desde que se produjo la muerte de Paul Schäfer, el sábado, sólo una persona estuvo presente de principio a fin: su hija Rebeca Schäfer.
Ella viajó en la carroza donde eran transportados los restos de su padre y fue testigo privilegiada de los insultos que vecinos de Independencia lanzaron en contra del ex líder de Colonia Dignidad.
“¡Asesino!” gritaba un grupo de personas, mientras arrojaba tierra contra la carroza. “Es un asesino que fue protegido por el gobierno de la dictadura y gozó de impunidad con los de la Concertación”, señaló un enfurecido sujeto.
En cuanto llegó la carroza al cementerio Parque del Recuerdo Cordillera se le negó el acceso a la prensa.
Rebeca optó por una ceremonia muy íntima con la presencia de un par de ex colonos además del abogado Sotomayor. La sepultación terminó a eso de las 15:45 de la tarde en el más completo silencio.
DIRIGENTE NAZI
Una vez terminada la ceremonia al cementerio llegó Rogelio Benavides, secretario nacional del movimiento nacionalsocialista para despedir a Paul Schäfer, quien manifestó su rechazo a la forma en que se trató al pederasta.
“Creo que se le ha hecho una persecución irracional a toda la Colonia Dignidad y en especial a toda la gente que ha ayudado a construir el país (en referencia a Paul Schäfer). Hay que recordar que la colonia alemana le ha dado mucho a este país y este país le ha dado el pago de Chile”, dijo.
Además, el dirigente agregó que fue “una medida desproporcionada” la negativa de Colonia Dignidad de enterrar a Paul Schäfer al interior de sus tierras y concluyó que “siempre cuando la gente cae en desgracia se les da la espalda”.
De esta manera terminó la historia de uno de los criminales más grandes de los últimos tiempos en Chile, condenado a siete años de prisión por homicidio calificado, a tres años por infracción a la ley de control de armas, a tres años y un día por torturas y a 20 años por abusos sexuales contra menores que vivían en Colonia Dignidad.
El cortejo fue acompañado por el abogado del pederasta, José Luis Sotomayor; la hija adoptiva de Paul Schäfer, Rebeca, y cuatro personas más.
La ceremonia de sepultura se realizó en completo hermetismo y con fuertes medidas de seguridad en contra de la prensa.
Rebeca Schäfer encabezó la ceremonia que no contó con oración y en la que predominó el silencio de sus asistentes, además del repudio de las personas presentes en el cementerio.
Dos coronas de flores adornaron el féretro del torturador y pederasta, quien murió a los 89 de años en el Hospital Penitenciario de Gendarmería, debido a un paro cardíaco.
TRAYECTO FINAL
Desde que se produjo la muerte de Paul Schäfer, el sábado, sólo una persona estuvo presente de principio a fin: su hija Rebeca Schäfer.
Ella viajó en la carroza donde eran transportados los restos de su padre y fue testigo privilegiada de los insultos que vecinos de Independencia lanzaron en contra del ex líder de Colonia Dignidad.
“¡Asesino!” gritaba un grupo de personas, mientras arrojaba tierra contra la carroza. “Es un asesino que fue protegido por el gobierno de la dictadura y gozó de impunidad con los de la Concertación”, señaló un enfurecido sujeto.
En cuanto llegó la carroza al cementerio Parque del Recuerdo Cordillera se le negó el acceso a la prensa.
Rebeca optó por una ceremonia muy íntima con la presencia de un par de ex colonos además del abogado Sotomayor. La sepultación terminó a eso de las 15:45 de la tarde en el más completo silencio.
DIRIGENTE NAZI
Una vez terminada la ceremonia al cementerio llegó Rogelio Benavides, secretario nacional del movimiento nacionalsocialista para despedir a Paul Schäfer, quien manifestó su rechazo a la forma en que se trató al pederasta.
“Creo que se le ha hecho una persecución irracional a toda la Colonia Dignidad y en especial a toda la gente que ha ayudado a construir el país (en referencia a Paul Schäfer). Hay que recordar que la colonia alemana le ha dado mucho a este país y este país le ha dado el pago de Chile”, dijo.
Además, el dirigente agregó que fue “una medida desproporcionada” la negativa de Colonia Dignidad de enterrar a Paul Schäfer al interior de sus tierras y concluyó que “siempre cuando la gente cae en desgracia se les da la espalda”.
De esta manera terminó la historia de uno de los criminales más grandes de los últimos tiempos en Chile, condenado a siete años de prisión por homicidio calificado, a tres años por infracción a la ley de control de armas, a tres años y un día por torturas y a 20 años por abusos sexuales contra menores que vivían en Colonia Dignidad.
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